Pere Aragonès encajó, el martes, las palabras de Albert Batet, en las que exigía que se diera cumplimiento a las tres demandas que Junts reclama desde hace un mes o bien se sometiera a una cuestión de confianza, con estupor. Llevaba, como quien dice, 12 horas codo con codo con el vicepresidente Jordi Puigneró a su lado, en el debate de política general, y trató de esconder sus emociones. No sabía nada del as en la manga que los posconvergentes iban a sacar. "No se trató de un enfado personal, sino que inmediatamente entendió que la jugada ponía en peligro a todo el Govern, también a los ‘consellers’ de Junts. Era un ataque muy grave a la institución", detalla una fuente republicana. Evitó replicar en ese momento a Batet y se dio tiempo hasta el turno de su correligionario de ERC, Josep Maria Jové. De hecho, se dio 24 horas para saldar la cuestión.
Crisis en el Govern
Reconstrucción del cese de Puigneró: de la cuestión a la pérdida de confianza en 24 horas
Aragonès y Turull trataron de reconducir la situación, pero la versión de Junts sobre la posición de sus 'consellers' echó al traste el entendimiento
Los ’consellers’ de Junts, con Jordi Puigneró al frente, entrando a la reunión del Consell Executiu del pasado miércoles. /
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