El 10 de enero de 1984, según relato en mi libro 'José María Ruiz Mateos, el último magnate' (Plaza & Janés, noviembre de 1985), el entonces presidente del Tribunal Constitucional, Manuel García Pelayo, me recibió en su despacho de la sede de la madrileña calle de Doménico Scarlatti, número 6, a las seis menos cuarto de la tarde. En la sala contigua los 12 magistrados del tribunal se habían recluido en la mañana del jueves 1 de diciembre de 1983 y no abandonaron el tribunal hasta votar, entrada la noche. La sentencia del 'caso Rumasa' fue votada y redactada con fecha del viernes 2 de diciembre. García Pelayo, zamorano y primer presidente del TC de la democracia, ejerció el voto particular o doble voto que la ley confiere al presidente en caso de empate. Y tras una votación de seis contra seis, el presidente inclinó la mayoría a favor de confirmar, contra el recurso de inconstitucionalidad del Partido Popular, el decreto-ley de expropiación del llamado 'holding' de la abeja. La campaña contra García Pelayo, un hombre de estatura mediana y de cabello completamente blanco fue feroz.
Análisis
María Luisa Balaguer, el recurso del diputado Rodríguez contra Batet y sus circunstancias, por Ernesto Ekaizer
Fue hace 38 años y nueve meses cuando García Pelayo, primer presidente del TC de la democracia, ejerció el voto particular o doble voto en el 'caso Rumasa'
Alberto Rodríguez, en una foto de archivo.
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