El debate, organizado por el diario 'The Sun' y el nuevo canal 'TalkTV', ha enfrentado a Truss y Sunak a las preguntas de varios lectores del periódico y de la moderadora del espacio, Kate McCann, cuando de repente se ha oído un fuerte ruido en la retransmisión.
La ministra de Exteriores, que estaba siendo enfocada por la cámara, gritó "¡Oh Dios mío!" y se ha echado las manos a la cara con un gesto de espanto. Acto seguido, la aspirante a relevar al primer ministro, Boris Johnson, se ha acercado hacia al lugar donde se hallaba la presentadora, momento en que se cortó la emisión.
El motivo de la preocupación que ha protagonizado las últimas imágenes ha sido el desmayo de la moderadora ocurrido mientras la jefa de la diplomacia, Liz Truss, respondía a una pregunta sobre la guerra en Ucrania y que acabó con el debate.
En un principio, el programa ha informado a través de su cuenta de Twitter de que se trataba de un problema médico: "No es un problema de seguridad y los candidatos están bien".
Y, minutos más tarde, en un comunicado de NewsUK, el grupo propietario de TalkTV y del tabloide The Sun, ha explicado que la moderadora Kate McCann se había desplomado en directo y, "aunque está bien, el consejo médico es que no debemos continuar con el debate".
La retransmisión del debate entre Liz Truss y el ex ministro de Economía Rishi Sunak, sobre el que deben debatir los miembros del Partido Conservador a principios de septiembre, se cortó inmediatamente en torno a las 18.30 horas (1730 GMT), unos 30 minutos después de su inicio.
Debate televisado
Era el segundo duelo televisivo en dos días para Liz Truss, de 47 años, y Rishi Sunak, de 42, los dos candidatos conservadores que siguen en la carrera para suceder en septiembre al primer ministro británico Boris Johnson, que dimitió el 7 de julio tras una serie de escándalos.
Durante el primer debate, celebrado el lunes por la noche en la BBC, los dos candidatos mantuvieron acalorados intercambios sobre la fiscalidad, en los que la Sra. Truss propuso enormes recortes de impuestos que, para su rival, empeorarán la ya dramática inflación (más del 9%).
La jefa del Foreign Office ha visto reforzada su condición de favorita: según un sondeo, los conservadores prefirieron su actuación a la del ex canciller, al que suelen considerar mejor polemista pero que a menudo daba la impresión de cortarle el paso.