La nueva Síndica de Greuges, Esther Giménez-Salinas, ha tomado este jueves posesión del cargo en el auditorio del Parlament abogando por la "desjudicialización" con una reforma del delito de sedición, el diálogo y la justicia restaurativa. Giménez-Salinas se ha convertido en la primera mujer en asumir este cargo -la cuarta persona tras la recuperación de esta figura con la democracia- y lo ha hecho con un claro alegato feminista ante los miembros de la Mesa del Parlament y de un auditorio lleno de invitados, entre ellos, la presidenta de la Cámara, Laura Borràs, el 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, el Síndic de Greuges anterior, Rafael Ribó y el Defensor del Pueblo, Angel Gabilondo.
Giménez-Salinas fue elegida por el pleno el 30 de junio a propuesta de PSC, ERC y Junts con 91 votos a favor y 39 en contra, superando la mayoría necesaria de tres quintas partes de la Cámara. Licenciada en Derecho por la Universitat de Barcelona (UB), es doctorada en Derecho y diplomada en Psicología Aplicada por la UB, ha sido rectora de la Universitat Ramon Llull (2002-2012), vocal del Consejo General del Poder Judicial (1996-2001) y jefe de Relaciones Institucionales de la Conselleria de Justicia de la Generalitat (1995-1996). También ha sido subdirectora del Instituto de Criminología de la UB (1993-1996), miembro del Comité Científico de Política Criminal del Consejo de Europa (1993-1997) y directora general del Centro de Estudios Jurídicos y Formación Especializada de Justicia (1983 -1993).
"Rectitud e imparcialidad"
Consciente de la mayoría para su elección, ha prometido actuar con "rectitud e imparcialidad" y ha apostado por desjudicializar los conflictos "con la modificación de determinados delitos adaptándolos al contexto europeo" y favoreciendo las "salidas pactadas". "No soy ingenia. Tengo confianza en el diálogo, en el pacto y la Justicia debe ser siempre, sobre todo la penal, el último recurso", ha añadido.
Giménez-Salinas ha repasado su trayectoria, con baches por ser mujer en un mundo fabricado por y para hombres, dispuesta a dar "protección social" a los que la requieran. Así, ha despejado que se guiará por la justicia restaurativa porque la justicia penal está "anticuada y obsoleta" y requiere de un cambio: "El derecho a castigar... Mi pregunta es, ¿dónde está el derecho a perdonar y a ser perdonado?", se ha preguntado, para remachar que su apuesta pasa por la reinserción y por modelos "menos represivos, más éticos y más eficaces" que la cárcel, "que parece un reducto del pasado en el siglo XXI", como lo son los tratamientos en libertad, los centros de día o el control telemático, ha dicho. "Quizá no haremos el cambio por razones humanitarias, sino por razones económicas, pero el cambio tiene que llegar", ha espetado.
También ha exhibido su disposición a colaborar con el Defensor del Pueblo desde "el respeto y la confianza mutua". Su mandato será de seis años y no podrá ser reelegida.
La presidenta del Parlament, encargada de la apertura y la clausura del acto, ha asegurado que "la falta de empatía y de ampara, en los momentos de máxima dificultad, es la más grande muestra de inhumanidad en un terreno personal y de indiferencia en un terreno institucional", al tiempo que ha defendido que "la peor forma de la injusticia es la justicia simulada", parafraseando al filósofo griego Platón en una velada alusión a su causa judicial pocos minutos después de que se conociera que la fiscalía le pide 6 años de prisión y 21 de inhabilitación por presuntamente haber fraccionado contratos durante su etapa al frente de la Institució de les Lletres Catalanes (ILC).