"Son cosas diferentes"
El Gobierno desliga el ataque a Sánchez con Pegasus del espionaje a los independentistas
En el Ejecutivo se entiende que las intrusiones a los móviles del presidente y de Robles y a cargos del separatismo las han realizado autores distintos
Pedro Sánchez y Margarita Robles, en una imagen de archivo. / EFE
La revelación del Gobierno de que los teléfonos del presidente, Pedro Sánchez, y de la ministra de Defensa, Margarita Robles, han sido espiado a través del programa 'Pegasus', justo la semana en que se iba a tratar el presunto espionaje a cargos independentistas con este mismo 'software' en la comisión de secretos oficiales, disparó ayer las especulaciones sobre si son hechos vinculados entre sí. En esta interpretación se guareció el mundo independentista, unido ahora por la causa común del denominado 'CatalanGate'. Desde Oriol Junqueras hasta el entorno de Carles Puigdemont abonaron esa tesis, pensada para difuminar la responsabilidad del Ejecutivo en las escuchas a sus líderes políticos y sociales, poniendo el foco en un escándalo mayor.
Pero, fuentes del Gobierno consultadas por este diario niegan tajantemente esta versión y aseguran que el ataque a los terminales de Sánchez y Robles y el que ha podido sufrir el independentismo catalán -sólo confirmado por una entidad no oficial, Citizen Labs,- "son dos cosas totalmente diferentes". Esto significa que, a pesar de que la coincidencia en su descubrimiento o en su difusión, los autores del espionaje no son los mismos, aunque en ambos casos se haya usado 'Pegasus' y todo haya discurrido de manera paralela en el tiempo.
El Ejecutivo ha dejado entrever que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) vigiló a los independentistas en el marco del referéndum ilegal del 1-O, en octubre de 2017, y de los disturbios en Barcelona y el resto de Catalunya, dos años después, cuando se conoció la sentencia del 'procès'. Se habría utilizado este mismo programa, que vende la empresa israelí NSO Group, pero, según la versión gubernamental, estas escuchas tendrían un absoluto respaldo legal con la autorización previa del magistrado competente del Tribunal Supremo.
El "fallo" de seguridad
Otro asunto es si en este cometido han podido también estar implicadas, de manera autónoma, las denominadas cloacas del Estado, la policía corrupta que ha actuado tanto para administraciones del PP como del PSOE. Este periódico reveló que un intermediario de la empresa israelí suministró a estos agentes, durante el anterior Gobierno popular, un sistema que permitía irrumpir en los teléfonos y dispositivos móviles sin dejar rastro.
En cualquier caso nada liga al CNI con los ataques a Sánchez y Robles, algo que si ocurre con el espionaje al independentismo, más allá de las dudas sobre si protegió de forma correcta los teléfonos del presidente y la ministra. El Periódico de Catalunya, que forma parte del mismo grupo que este diario, adelantó este lunes que un "fallo clamoroso" en el uso del sistema 'Pegasus', en manos del CNI, propició la infección de sus terminales. Quienes adquieren este software de espionaje telefónico disponen también de una herramienta de detección de sus intrusiones, que delata la presencia de un programa informático ajeno similar. Este error de seguridad ha puesto en entredicho a su directora, Paz Esteban, cuya cabeza ya exigían los independentistas, y que precisamente esta semana debe dar explicaciones, en la comisión de secretos oficiales, para intentar frenar el malestar de ERC, un socio prioritario para el Gobierno.
¿Por qué se sabe ahora?
Aunque se trate de asuntos distintos, cómo se defiende desde el Ejecutivo, faltaría aún una respuesta a la pregunta de por qué Moncloa lo cuenta ahora. La versión oficial es que, a raíz del 'CatalanGate' se han chequeado los teléfonos de los miembros del Gobierno. Se empezó por Sánchez y por Robles y justo ayer lunes conocieron, gracias al trabajo del Centro Criptológico Nacional (CCN), adscrito al CNI, que sus terminales fueron infectados por Pegasus y que se les han sustraído archivos -2,6 gigas y 130 megas de datos del móvil del presidente y otros 9 megas del de la ministra. Pero no es descartable que el Ejecutivo intuyera antes que había sufrido injerencias externas y lo haya querido difundir e incluso verificar ahora. En el caso de Sánchez el espionaje -dos ataques- se produjo en mayo de 2021, en el momento más difícil del conflicto diplomático con Marruecos. El realizado contra Robles, en junio, un mes después.
Fuentes de Moncloa indican que los sistemas de seguridad de los móviles del Ejecutivo han "mejorado" mucho en los últimos meses, lo que lleva a pensar que antes eran peores. En el verano de 2020 trascendió un intento de hackeo al terminal del ex ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, pero fue algo más rudimentario, no se trataba de 'Pegasus'. Ahora se están chequeando los teléfonos del resto de ministros y de los miembros de más peso del Gobierno. Fuentes cercanas a Moncloa aseguran que se da "por descontado" que encontrarán más infecciones del 'software' israelí.
Los acontecimientos de las últimas horas, señalan, "abren un marco nuevo, que ya no tiene que ver con los independentistas, sino con la seguridad del propio Estado". Los posibles 'agujeros negros' están siendo investigados de manera interna. Y, aun en el caso de que se derivará la asunción de responsabilidades, en el Gobierno reiteran que estamos en "otro estadio", ante un problema de dimensiones mayores que la crisis con ERC.
La "hipótesis" de Marruecos
En su comparecencia de este lunes, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, defendió que el espionaje obedece a una intervención "ilícita y externa". Algo, dijo, ajeno a "las instituciones estatales y fuera de la ley". Externa no significa obligatoriamente extranjero pero los ataques al teléfono del presidente, en mayo de 2021, coinciden con la fase más dura de tensión diplomática con Rabat, cuando se produjo la avalancha de inmigrantes en las costas de Ceuta y la retirada de la embajadora, que fueron el primer gran gesto público de presión para lograr un cambio en la posición del Gobierno sobre el Sáhara Occidental.
El diario francés 'Le Monde' y otros medios internacionales publicaron en julio de 2021 que el presidente de la República, Emmanuel Macron, y varios miembros del Ejecutivo galo, entre muchas otras personalidades, habían sido espiados con 'Pegasus'. En la información se aludía a Marruecos y sus servicios secretos como el presunto autor de las intervenciones a los políticos franceses, aunque esto nunca ha gozado de confirmación oficial. Las revelaciones fueron posible tras la filtración de una lista de 50.000 números considerados como objetivos de los clientes de NSO Group. Su difusión, a través del consorcio de periodistas Forbidden Stories y Amnistía Internacional, puso de manifiesto que países como México, Hungría, Marruecos, la India, Arabia Saudí, Ruanda y Azerbaiyán habían usado este programa de vigilancia y extracción de datos.
Según fuentes conocedoras, al menos 70 servicios secretos de países extranjeros operan en estos momentos en España, e incluso entre ellos, sostiene, "se intercambian favores para eludir responsabilidades". La teoría de que en el caso de Sánchez y Robles, haya podido ser un agente exterior, como se insinuó con Macron, no es descabellada. Pero desde el Ejecutivo, en lo referente a Marruecos, se sostiene que es "una hipótesis como tantas otras, porque Pegasus lo tiene mucha gente". Fuentes diplomáticas añaden además que, si fuera cierto y el Gobierno lo averiguara, no lo podría decir porque "el escándalo sería mayúsculo", justo tras la reconciliación con esta país, defendida por criterios de seguridad. En medio de una gran incertidumbre sobre si qué se podrá descubrir, el Ejecutivo se prepara ya para un asunto de largo recorrido -el espionaje con Pegasus a Sánchez y Robles- que amenaza con absorber el debate político en España.
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