JUEGO DE TRONOS

España es más una isla mental que energética

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, reunido con el rey Mohamed VI de Marruecos. / MARISCAL/EFE

Cuando uno circula por la carretera y todos los coches le vienen de cara, es posible que vaya en dirección contraria. Normalmente, solo la estupidez o la altanería impide reconocerlo. Es conocida la sentencia británica cuando el Canal de la Mancha quedaba inutilizado para la navegación marítima por la niebla: “El continente, aislado”. La cuestión es el punto de vista. Como consecuencia de la invasión de Ucrania, la geoestrategia -que parecía superada por la globalización- ha vuelto a las charlas de sobremesa e incluso a los chats de los cuñados. El gran tema es la energía. Pero, en esta materia, determinar quién va en la dirección correcta no es fácil. Visto desde la España más rancia, sea de derechas o de izquierdas, Pedro Sánchez va contra dirección en Marruecos. Visto desde el laboratorio de alquimia de la Moncloa y desde sus terminales mediáticas, Europa va en la mala dirección -hasta el punto que Sánchez la intentó cambiar sin éxito- y es una suerte que España haya logrado ”la “excepción ibérica" a la hora de fijar el precio del gas destinado a fabricar electricidad. Ambas posiciones son más propias del “que inventen ellos” que de la opinión pública de la cuarta economía de la UE.