Sáhara Occidental
El Polisario cree que el Gobierno busca enmascarar su giro con el Sáhara con la guerra de Ucrania
Los políticos saharauis "veían venir" que España iba a apoyar el plan autonomista de Marruecos pero les sorprende que el Gobierno haya claudicado ahora, por la "debilidad" energética de Rabat
Milicianos del Frente Polisario en Tinduf. / Reuters
Como las decisiones controvertidas que se intentan enmascarar en pleno agosto o en mitad de la Semana Santa, cuando los ciudadanos parecen más ajenos a la actualidad política. En esta estrategia enmarca el Frente Polisario el cambio, justo ahora, de la posición sobre el Sáhara Occidental. De la tradicional neutralidad a avalar el plan autonomista marroquí, que el Gobierno de Pedro Sánchez reconoce por primera vez como la "base más seria, realista y creíble para resolver el diferendo".
¿Por qué en estos momentos? ¿Qué no se está contando, que nos impide conocer las razones reales? Según aseguran fuentes saharahuis a El Periódico de España, diario del mismo grupo, Prensa Ibérica, que este periódico, , "nada". El modo de hacerlo, aseguran, es "muy español". "En medio de la invasión rusa de Ucrania, que tiene al mundo en vilo, cuando la noticia puede pasar más desapercibida". Este es razonamiento que se ha seguido, según fuentes del Polisario. Les sorprende, explican, no cuando se ha hecho público, sino el momento elegido por el Ejecutivo español para claudicar a las exigencias de Marruecos. Que iba a suceder, prácticamente lo veían venir. Pero les asombra que haya ocurrido cuando Rabat se encontraba en una situación "de debilidad", por los problemas de suministro energético que les ha ocasionado el cierre del gasoducto de Magreb-Europa, que desde el yacimiento de gas de Hassi R'Mel en Argelia, atraviesa el territorio marroquí y concluye en Tarifa.
"Debilidad" energética
Su clausura es fruto de la ruptura de relaciones diplomáticas entre Argel y Rabat. La falta del combustible argelino llevó a Marruecos a pedir a España su ayuda para utilizar el gaseoducto en sentido inverso. El reino alauí compraría gas licuado en los mercados internacionales, lo haría llegar en barco y nuestro país se regasificaría para ser enviado después a territorio marroquí por este conducto. El Gobierno respondió de manera positiva a esta solicitud como "corresponde hacer con cualquier otro socio o vecino".
Para el Frente Polisario, el Ejecutivo español "se ha equivocado" en su cesión a Marruecos porque era un mal momento para Mohamed VI. Pero lo cierto es que España y Marruecos arrastran una crisis diplomática que comenzó en diciembre de 2020, cuando Donald Trump, sin avisar a nadie, reconoció la marroquinidad del Sáhara. Rabat esperaba un gesto de España, que no se produjo, y a partir de ahí las relaciones se enfriaron. Se ha atribuido a la acogida a Brahim Gali pero esa fue sólo la excusa que encontró Marruecos para hacer visible su malestar.
La amenaza de la inmigración
Su presión para que España cambiara su postura sobre el Sáhara Occidental, asentada en la defensa de una salida negociada entre las partes, sin decantarse por las propuestas de nadie, se ha evidenciado en diferentes oleadas de flujos de inmigración. Una obvia, en mayo del año pasado, cuando Rabat impulsó que miles de marroquíes, muchos de ellos niños, alcanzaran a nado Ceuta. A lo largo de todo 2021, con llegadas masivas de embarcaciones a Canarias. Y en las últimas semanas con saltos multitudinarios a la valla de Melilla.
En todo caso, el resumen del Frente Polisario, tras conocerse el aval al plan autonomista de Rabat para el Sáhara ha sido que España “ha sucumbido ante el chantaje y la política del miedo utilizada por Marruecos”. Según Abdulah Arabi, representante de Polisario en nuestro país, nuestro país abandonó el Sáhara en 1975 "sin concluir el proceso de descolonización que se había iniciado y sin respetar su derecho a la autodeterminación como otros pueblos del continente africano". La clave de la ocupación que la monarquía alauí realizó a partir de ese momento es "la explotación y saqueo persistentes de sus recursos naturales violando el derecho internacional". Algo que, recuerda, confirmó la histórica y reciente sentencia del Tribunal General de Justicia de la Unión Europea de septiembre del 2021, que determinó que el Sáhara Occidental y Marruecos son dos territorios distintos y separados y, según el fallo. "La UE y Marruecos no pueden incluir, al Sáhara Occidental en sus relaciones comerciales sin el consentimiento previo del pueblo saharaui, a través de su representante, el Frente Polisario".
La justicia europea, continúa, remarcó que Marruecos "no tiene soberanía sobre el Sáhara Occidental, es una simple potencia ocupante y, por lo tanto, su presencia en el territorio es ilegal". "El deber de todos los Estados, en particular España, es de abstenerse de tomar medida alguna que prive al pueblo saharaui de su ejercicio a la libre determinación y tienen el deber jurídico de respetar y promover el ejercicio de tal derecho", señala. Esto, añade, "convierte en inadmisible e ilegal cualquier refuerzo a la ocupación marroquí del Sáhara Occidental incluido el respaldo a la tesis de la autonomía impuesta por Marruecos como única solución del conflicto".
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