Ser conservador es tan respetable como ser progresista, ambos tienen una actitud distinta ante un cambio que saben inevitable. Unos lo quieren ralentizar y los otros lo quieren acelerar. En ambos casos, en defensa de sus legítimos intereses. La estupidez reside en el inmovilismo y en el adanismo. El primero pretende negar el cambio y el segundo pretende hacerlo bueno por naturaleza. Es imposible que el mundo no cambie como pretendían los carlistas con su lema “así lo hemos encontrado, así lo dejaremos”. Como también es imposible pensar que todo cambio es necesariamente a mejor con esa aspiración de la “revolución permanente”. ¿Puede tener la UE la misma política de defensa que cuando nació? No. ¿Puede España tener la misma posición sobre el Sáhara que en 1975? No. ¿Puede el periodismo y la política tratar un boicot ideológico como si fuera un paro sindical? No. Una tarde de domingo del invierno de 2022 el mundo dio un vuelco. Y el que no quiera entenderlo, simplemente es un inmovilista o un adanista. Y está fuera de la historia.
JUEGO DE TRONOS
El mundo está cambiando y los de siempre (Vox y Podemos) no se enteran
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su comparecencia conjunta con el canciller alemán, Olaf Scholz, este 18 de marzo de 2022 en Berlín. /
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