Demanda civil

El juez, el emérito y el truco del almendruco, por Ernesto Ekaizer

  • La defensa de Juan Carlos I vende al tribunal que en España coexisten un jefe de Estado y un soberano

  • El abogado de Corinna destaca que el rey emérito no ha aportado testimonio de que es parte de la casa real o que España afirma su inmunidad, como se le había requerido

El entonces rey Juan Carlos I y Corinna zu Sayn-Wittgenstein en una imagen del año 2013. / EUROPA PRESS

El itinerario recorrido por la demanda civil por difamación presentada por Corinna zu Sayn-Wittgenstein contra Juan Carlos I ante la justicia británica, según ha quedado en evidencia, fue tortuoso desde el comienzo. Se presentó ante la High Court of Justice el 29 de diciembre de 2020. Y los abogados de la primera se la enviaron al rey emérito a la única dirección de que disponían: el Palacio de la Zarzuela. Allí se dio acuse de recibo del documento de 32 folios. Pero Juan Carlos I no residía en la Zarzuela. Desde el 3 de agosto de 2020 vivía autodesterrado -no había causa penal contra él- en Abu Dabi.