Friedrich Hegel dijo que los grandes hechos de la historia aparecen siempre dos veces. Karl Marx, otro alemán idealista, remató la cita apuntando que una derivaba en tragedia y la otra en farsa. Entre las causas del ‘procés’, muchas y variopintas, una ha permanecido en un segundo plano justo hasta estos días. El descontento y el agravio de muchos catalanes por la ausencia de inversiones en infraestructuras, en general, y, en concreto, en aquellas que precisan para su día a día, el transporte público y singularmente, el tren. En pleno reinicio de la mesa de diálogo y a punto de abordar la negociación de los Presupuestos Generales del Estado de 2022, las costuras de la red ferroviaria barcelonesa vuelven a tensarse. De fondo, de siempre, más allá del malestar, la presencia del elefante en la habitación en forma de agravio.
El antecedente oculto
El 'procés' vino también en tren
En el 2007, una manifestación por el colapso de Cercanías derivó en el primer gran acto independentista, a un lustro de la eclosión del 'procés'
El memorial de agravios, con un 15% de cumplimiento del 'plan Zapatero' de 2008, se antoja al secesionismo como un pozo de posibles adhesión
Obras en la estación del AVE de La Sagrera, en Barcelona.
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