Con el nacionalismo suele pasar lo mismo que con el machismo, los machistas siempre son los otros. La palabra España no se utiliza con naturalidad. Algunos prefieren hablar del Estado y otros utilizan la nación, sin más. Según el consenso constitucional, España es un Estado y una nación. La incomodidad con la palabra España proviene del hecho que nunca se culminó el Estado-nación homogeneizado que Francia consiguió en su momento. De manera que, en demasiadas ocasiones, la derecha ha querido monopolizar la nación y la izquierda, el Estado. Curiosamente, a quienes desde la periferia han querido reivindicar una concepción nacionalmente plural del Estado, han sido calificados de «nacionalistas» y el colmo de la paradoja ha sido cuando esta oposición se ha trasladado al eje monarquía-república. Algunos discursos en la convención del PP, algunas enmiendas en el próximo congreso del PSOE o a la aparición el martes de un diario con el nombre de ELPERIÓDICO DE ESPAÑA, editado por Prensa Ibérica, han puesto sobre la mesa este debate, mucho más nuclear y menos superficial de lo que aparenta.
JUEGO DE TRONOS
El miedo a la palabra España
Pablo Casado, en la plaza de toros de Valencia. /
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