JUEGO DE TRONOS

Cómo y por qué Sánchez y Aragonès están atrapados en el diálogo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el ’president’ de la Generalitat, Pere Aragonès, en el Palau de la Generalitat en Barcelona, antes de la reunión de la mesa de diálogo sobre Catalunya. / Ferran Nadeu

La política vive de instantáneas pero necesita de marcos de interpretación que den sentido a lo que se hace y a lo que se dice. Pedro Sánchez llegó a La Moncloa como el antiRajoy. El Gobierno de la moción de censura y ahora el Gobierno de coalición tienen su razón de ser en hacer las cosas de manera distinta a cómo las hacía Rajoy, incluso cuando fueran las mismas derivadas de los compromisos de España en la UE. Pere Aragonès ha llegado a la plaza Sant Jaume como el antiTorra. El Gobierno con Puigneró trata de evitar hasta donde puede las pancartas y el exceso de gesticulación aunque no consigue aplicar la misma disciplina a los partidos que le dan apoyo, sumidos desde hace un par de décadas en una lucha fratricida por la hegemonía. La mesa de diálogo celebrada esta semana nace de la intersección de esos dos marcos de referencia, es una mesa de los que no quieren practicar ni el quietismo de Rajoy ni los aspavientos de Torra. Lo que les cuesta es encontrar lo que sí pueden hacer.