La transparencia no ha llegado a las Cortes españolas. Los diputados y senadores siguen cargando a las Cámaras desplazamientos (en avión, barco, tren, autobús o coche particular) sin ninguna justificación pública. Tras el escándalo protagonizado en 2014 por el expresidente extremeño José Antonio Monago, que viajó en un año y medio 16 veces como senador a Canarias, donde vivía su pareja, las Cortes empezaron a dar algo de información sobre los viajes. De hecho, el Tribunal Supremo, cuando archivó una querella contra Monago por malversación de caudales públicos (gracias a que el PP alegó que le había encargado que pusiera especial atención en Canarias), sugirió al legislativo que regulara mejor los desplazamientos para evitar "toda confusión" entre "desplazamientos privados y oficiales, dado que la confianza de los ciudadanos en el buen funcionamiento del sistema de representación política constituye la base del Estado de derecho". Han pasado seis años y nada ha cambiado.
El dinero público
Los viajes de los parlamentarios, un gran agujero negro
Diputados y senadores mantienen el privilegio de no tener que detallar el motivo de sus desplazamientos por toda España
Las Cámaras defienden que la "labor política y parlamentaria debe ser libre" sin que haya "ningún tipo de censura o control previo"
El hemiciclo del Congreso vacío, en una imagen de archivo. /
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