El informe del Gobierno en el que justifica la concesión del indulto a la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, y a la exconsellera de Treball, Dolors Bassa, se fundamenta en que esta medida responde a "la profunda crisis social y política" de Catalunya y no representa un reproche a la sentencia dictada por el Tribunal Supremo.
En la argumentación, avanzada por Eldiario.es, el Ejecutivo sostiene que el indulto "no quebranta en absoluto" el prestigio del tribunal sentenciador y en cambio sí es "un mecanismo idóneo para rebajar la tensión social y política" y "encarrilar la solución al problema por las vías del diálogo político y el entendimiento".
"Pocos propósitos son tan dignos como el de restablecer la convivencia y la concordia entre catalanes o dar una oportunidad para un nuevo comienzo en las relaciones entre Catalunya y España", remarca el informe del Gobierno, que describe los indultos como "un paso decisivo" para "normalizar la política en Catalunya". La conclusión del Ejecutivo de Pedro Sánchez es que es necesario "un gesto de distensión" como el indulto para "abrir oportunidades al diálogo" pese a reconocer que la medida no está exenta de "inconvenientes" y "riesgos". El indulto "satisface mejor al bien común de España" en la medida que "puede favorecer objetivamente la vía del diálogo".
La medida de gracia se basa, pues, en el supuesto más político, el de la utilidad. Como en el resto de los informes, el texto insiste en la intención de que los indultos contribuyan a "restablecer la convivencia y la concordia entre catalanes o dar una oportunidad para un nuevo comienzo en las relaciones entre Cataluña y España". Como en el resto de los presos, el indulto a Bassa y Forcadell no afecta a las penas de inhabilitación, que siguen vigentes. Y está condicionado a que no vuelvan a delinquir de forma grave en los próximos años.
Condenadas a 12 y 11 años de cárcel
Dolors Bassa fue condenada a 12 años de cárcel por sedición y malversación. Forcadell, a 11 años por sedición. La 'expresidenta' del Parlament ha apostado desde la cárcel por la "empatía, generosidad y ganas de resolver el conflicto". Bassa ha reivindicado, a diferencia de otros presos, el indulto. "No soy Mandela y no quiero ser ninguna mártir", afirmó en Rac-1.