María Dolores de Cospedal, imputada en el 'caso Kitchen', sabe cuál sería el camino fácil para que Pablo Casado pudiera volver a respirar algo más tranquilo: que ella suspendiera a iniciativa propia la militancia en el PP. Este episodio judicial es la última piedra en el zapato del líder de los conservadores, que no consigue empalmar un mes de paz desde que llegó a la presidencia del partido. El juez acusa a Cospedal de cohecho, malversación y tráfico de influencias en un caso en el que se investiga quién ordenó a agentes del Ministerio del Interior espiar a Luis Bárcenas para robarle documentación comprometedora para la formación conservadora.
El antecedente
Cospedal, ante el espejo de Rato
La ahora imputada encabezó en 2014 la operación para que el exvicepresidente dejara 'a iniciativa propia' la militancia del PP por las 'tarjetas black'
Casado no siente la misma "presión social", decide aguantar y no aplicar a la exsecretaria general los propios estatutos del partido
Aguirre, Cospedal, Gallardón y Rato, en una foto de archivo de junio de 2010, en una conferencia en Madrdid. /
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