La candidatura de Edmundo Bal es un ejemplo del sacrificio por el partido. El todavía diputado del Congreso de los Diputados entró en la política hace apenas dos años y hace un mes era el portavoz del grupo parlamentario bajo la batuta de Inés Arrimadas. Las malas previsiones electorales que su compañero Ignacio Aguado tenía como líder de los naranjas en Madrid provocó que Arrimadas decidiera designarle a dedo y pedirle que se presentara en Madrid. Bal se resistió unos días, pero finalmente cedió. Su principal objetivo es no hundirse por debajo del 5% de los votos para lograr representación en la Asamblea regional. En 2019 recogió el 19,4% de las papeletas.