Cita con las urnas

La amenaza de muerte a Maroto embarra aún más la campaña del 4-M

  • La navaja aparentemente ensangrentada dirigida a la ministra de Industria remueve el camino a las urnas y mantiene el foco en la disyuntiva de "fascismo o democracia"

  • Los socialistas creen que la carta a Maroto, aunque sea obra de un enfermo mental, es producto del mismo ambiente de "odio" generado por la ultraderecha

  • Ayuso reprocha a la izquierda que monte "circos" con las amenazas y avisa de que pueden provocar "efecto llamada"

  • La investigación apunta a que el remitente de la misiva a la ministra es distinto al que envió las balas a Marlaska, Gámez e Iglesias

La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, muestra la navaja aparentemente ensangrentada que recibió en la sede de su departamento, tras denunciar los hechos en la comisaría del Congreso, este 26 de abril. / EFE / LUCA PIERGIOVANNI

No es el mismo caso, ni probablemente el mismo autor. Pero sí hay un elemento común: se trata de otra amenaza de muerte. Otra carta inquietante, esta vez dirigida a la ministra de Industria, Reyes Maroto. Esta vez no era un sobre que contuviera balas Cetme, como las que recibieron la semana pasada el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska; la directora de la Guardia Civil, María Gámez, y el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias. Se trataba de un sobre con una navaja de tamaño medio con marcas rojas, aparentemente ensangrentada. Maroto denunció los hechos ante la Policía este lunes, advirtió de que "cualquiera" puede sentirse amenazado en medio de este clima del "odio". Y pronto, unas horas después, se localizó al presunto autor porque había escrito su nombre en el remite de la misiva: era un vecino de El Escorial (Madrid) con problemas psiquiátricos. Todo ello en otra jornada vertiginosa de campaña del 4-M. Otro elemento más de confrontación en una crispada y tortuosa carrera hacia las urnas. Porque la amenaza se convirtió en motivo de choque: para el PSOE, no se puede ni "banalizar" ni obviar el caso, por mucho que pueda ser obra de un enfermo mental, ya que también es producto de los discursos del "odio" que inocula Vox.