Resistir a una pandemia mundial es complejo. Crecer en estas circunstancias, sobre todo en términos políticos, resulta casi una ilusión. Salvo que uno ponga la vista en Isabel Díaz Ayuso (Madrid, 1978). La presidenta de la Comunidad de Madrid, que este miércoles anunció unas elecciones anticipadas que han quedado paralizadas por la presentación de dos mociones de censura, ha ido ganando rédito como principal adversaria del Gobierno de coalición al ritmo de la crisis sanitaria. Rompiendo los esquemas, eclipsó a independentistas vascos y catalanes exigiendo mayor autonomía durante el estado de alarma y, en los peores momentos de transmisión del virus, mantuvo abierta las fronteras de Madrid y la hostelería. Un pulso continuo a las recomendaciones del Ejecutivo central que le ha servido para construir un perfil duro que, en el combate electoral, le sirviera para arrebatar votantes a Vox.