El rey Felipe VI y Pedro Sánchez visitarán la planta de Seat de Martorell el viernes a primera hora. Según fuentes de la compañía, los gabinetes del jefe del Estado y del presidente del Gobierno preparan ese desplazamiento, que ya se planeó para el pasado diciembre, pero tuvo que aplazarse porque el jefe del Ejecutivo debió guardar cuarentena por covid-19. Sánchez había estado en contacto con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, que dio positivo por coronavirus.
Aquella visita frustrada se interpretó como una muestra de apoyo del jefe del Ejecutivo al Monarca, rodeado de informaciones preocupantes sobre la fortuna de su padre, Juan Carlos I. Esa circunstancia no ha cambiado. La semana pasada se conoció que el emérito ha llevado a cabo una segunda regularización en Hacienda de cuatro millones de euros. "Siento el mismo rechazo que la mayoría de la ciudadanía española ante estas conductas incívicas", dijo Sánchez. Hay dos variables que añaden interés al viaje: los disturbios en las calles de Barcelona a raíz de la condena de cárcel al rapero Pablo Hasél y las negociaciones para el futuro Gobierno de la Generalitat tras las elecciones del 14-F.
Crisis en el sector
Con el sector del automóvil sufriendo enormes pérdidas debido a la pandemia y puestos de trabajo en peligro, Sánchez podrá transmitir que él se ocupa de problemas tangibles, a diferencia de los partidos independentistas, que en su opinión quieren “reeditar un Govern fallido que solo ha incorporado un bucle más de melancolía a la ciudadanía catalana, en lugar de ofrecer un horizonte de esperanza”.
Se trata de un viaje complejo, en un momento políticamente convulso. No está previsto que acudan representantes del Govern en funciones. “No iré a ningún acto que blanquee a la Monarquía”, señaló en diciembre Pere Aragonés, favorito para ser elegido ‘president’. Está por ver si algunos colectivos independentistas se movilizan en contra de la visita, algo que anunciaron que harían a finales del año pasado, cuando se canceló el desplazamiento.