Hay un refrán (tal vez inglés, disculpen la imprecisión etimológica) estupendo para resumir cómo es posible que la jornada electoral del 14-F haya pasado de ser, según decían algunos, poco menos que una potencial bomba biológica de contagios a una cita con las urnas que terminó con ‘selfies’ y fotos de grupo de los miembros de las mesas, e incluso con ratos de buen humor. “Cuanto más vacío está el barril, más fuerte resuena”. Ese es el refrán. Podría ser también un buen lema para Twitter. Ahí queda la propuesta. Hubo en la organización, es cierto, bastante de ese tan poco suizo estilo mediterráneo de hacer las cosas, pero a la hora de la verdad, de siete a ocho, como decíamos ayer, durante ‘Las primeras elecciones en la Luna’, no hubo ningún Houston, tenemos un problema. Que hablen los protagonistas.
14-F: Houston, no tenemos ningún problema
Las extremas prevenciones sanitarias funcionaron como un reloj, tal vez no suizo, pero el resto de la organización fue, como siempre, mediterránea
Maria Gimeno, vocal primera, a la derecha, junto a sus compañeras de mesa de La Salle de Gràcia, un vez superada la tensión inicial de la hora covid. /
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