Las clases dirigentes españolas están fragilizando el Estado que la sentencia del 19 de octubre del 2019 pretendió apuntalar con las condenas a los dirigentes políticos y sociales juzgados por los hechos de septiembre y octubre del 2017 en Catalunya. Es verdad que la pandemia del coronavirus ha salido al encuentro de la crisis institucional que ya padecíamos y ha creado una sanitaria de proporciones gigantescas y otra social y económica que no estaba en absoluto prevista. Pero los gestores de lo público –y aunque no todos en la misma medida ni con el mismo nivel de responsabilidad– en vez de agudizar el sentido de Estado, cerrar filas en lo esencial, debatir civilizadamente en lo más contingente, parecen haberse lanzado por un tobogán de despropósitos hasta el punto de que la "ensoñación" del proceso soberanista –en versión del Tribunal Supremo– podría transformarse en una iniciativa más corpórea y verosímil de lo que estimó la Sala Segunda y de lo que suponen los circuitos del poder estatal en Madrid.
DESDE MADRID
La ensoñación catalana y las grietas del Estado
La pelea por el Poder Judicial y la regulación que propone el Gobierno recrudece la crisis de Estado
En Madrid se baraja la posibilidad de un acuerdo in extremis que evite la implosión del sistema
El presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, el 25 de septiembre, en el acto de entrega de despachos a la nueva promoción de jueces, en Barcelona. /
Lo más visto
- Avistamiento de auroras boreales en Catalunya por una tormenta geomagnética "severa"
- Albiol casa a un enfermo terminal en el hospital de Can Ruti de Badalona: "Cuánto amor, felicidad y dolor"
- Encuesta prohibida de las elecciones en Catalunya: cuarto sondeo
- La Guàrdia Urbana de Badalona interviene en un bar donde se traficaba con drogas
- La Policía Local de Santa Coloma localiza y auxilia a una mujer de 104 años que se había desorientado