El 30 de octubre de 2017, 72 horas después de la DUI, Artur Mas se hallaba inquieto en la sede del PDECat, donde tenía que celebrarse la ejecutiva del partido. Estaba intranquilo por el retraso de Carles Puigdemont. En ese momento, una alerta de EL PERIÓDICO desveló que el ya ‘expresident' se hallaba en Bruselas. Y a Mas se le escapó (o no) el exabrupto o insulto por antonomasia. Él, que hasta ese momento había sido su valedor, confesor, defensor y aliado, no sabía nada.
LA RELACIÓN ENTRE 'EXPRESIDENTS'
Mas-Puigdemont: ni tutelas, ni tutías
Durante 20 meses, el exlíder del PDECat apadrinó y aconsejó a su sucesor hasta que este le ocultó su marcha a Bélgica
Puigdemont y Mas, en la comisión de bases fundacionales del congreso de Convergència. /
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