El destierro de Juan Carlos I el pasado lunes –aceptado no sin esfuerzo por el rey emérito-- es, por el momento, la culminación de un proceso de distanciamiento político, institucional y emocional, de su hijo, el Rey. El gran volumen de la presencia simbólica del monarca abdicado, viviendo bajo el mismo techo que su sucesor en dependencias del Patrimonio Nacional, no era compatible con la nitidez de percepción que precisa la institución monárquica ni con la estética –trasunto de la ética- con la que debe ser percibido su titular, Felipe VI. Las claves del extrañamiento de Juan Carlos I (conocida como operación RJCI en las comunicaciones entre los cargos que la han preparado) han sido las siguientes.
DESDE MADRID
Las claves de la 'operación RJCI'
La decisión de expatriación de Juan Carlos I fue de Felipe VI, respaldado por Pedro Sánchez, y es "indefinida" y sería "definitiva" si no se produce un cambio radical de la situación
El Consejo de Ministros no tenía competencia en este asunto que correspondía conocer, avalar y coordinar al presidente del Gobierno con la Casa del Rey
El rey emérito, Juan Carlos I. /
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