JxCat y ERC centran sus refriegas sin cuartel al ámbito parlamentario

Los socios se hostigan apoyando incómodas peticiones de investigación y comparecencias

Esquerra quiere que el drama en las residencias se aborde por el modelo más que por la gestión

El ’president’ Quim Torra, durante una de sus intervenciones en el Parlament. / PARLAMENT DE CATALUNYA

El Govern más publicamente fracturado de la historia, merced al anuncio de futuras elecciones que hizo Quim Torra el 29 de enero, camina trastabillante hacia su cuarto mes de convivencia y, según afirma una y otra vez el ‘president’, la casi interinidad va para largo. Según algunas fuentes, puede no haber elecciones hasta febrero del 2021. En el confinamiento entre JxCat y ERC se junta todo: resquemor por agravios pasados; críticas a la actual gestión de la pandemia y táctica electoral. Sabedores de que la coyuntura les empuja casi sí o sí a volver a pactar, el duelo se establece ahora en el equilibrio de fuerzas de un futuro y eventual Govern bipartito. Es este mismo cálculo electoral el que provoca que ambos mantengan las mínimas formas en el seno del Executiu, con la salvedad de algún que otro dardo. Pero hay un campo expedito para las incursiones y refriegas sin cuartel: el parlamentario.