Hace justo un año, el liderazgo de Pablo Casado estaba muy tocado. Venía de hundir a su partido con el peor resultado de la historia del PP en las elecciones generales de abril y sabía que su futuro como presidente de los conservadores podía tener las horas contadas si no conseguía un buen resultado el 26 de mayo, en los comicios municipales y autonómicos. Esa segunda noche electoral, la tensión agarrotó a los dirigentes en la planta noble de la sede de Génova hasta que el recuento de las papeletas en la ciudad de Madrid reveló que Manuela Carmena perdía la alcaldía y el candidato del PP, José Luis Martínez-Almeida, podía recuperarla para su partido si pactaba con Cs y Vox. Casado ordenó montar un escenario en el exterior para celebrarlo. Había reconquistado el consistorio y, además, estaba a pocos minutos de que la suma de votos revelara que podría retener, también con la ayuda de los naranjas y los ultras, el Ejecutivo de la Comunidad, donde el PP gobierna desde 1995. La cabeza de cartel era la apuesta más personal de Casado: Isabel Díaz Ayuso, a la que conocía desde hacía más de una década de Nuevas Generaciones. Madrid había salvado al líder de los populares.
ERRORES DE AYUSO
Madrid, de altavoz del PP a zona de riesgo para Casado
Los errores en la gestión del covid y las polémicas de Ayuso complican el plan del dirigente conservador
La jefa del Ejecutivo acusa a Sánchez de llevar a los madrileños "a la ruina" por vetar el paso a la fase 1
El líder del PP, Pablo Casado, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en el Palacio de Cibeles, sede del Ayuntamiento de la ciudad, ayer. /
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