Inés Arrimadas tomó las riendas de Ciudadanos con un partido muy debilitado en el Congreso, aún desconcertado por una debacle electoral sin precedentes y con el estallido de una pandemia de consecuencias impredecibles asomándose. Las filas naranjas se revolvían tras la peor crisis interna que ha vivido la formación por el rechazo de algunos cofundadores, el goteo de dimisiones y la emergencia de un sector crítico que trató de combatir el hiperliderazgo, pero que no logró convencer a las bases para ejercer como contrapeso. Arrimadas era el recambio natural tras el obligado adiós de Albert Rivera, pero quiere imprimir sello propio.
NUEVA ESTRATEGIA
Arrimadas ensaya el rescate de Ciudadanos como partido bisagra
La formación naranja levanta el veto a Sánchez y se abre a nuevos acuerdos, pero desdeña convertirse en la muleta del Gobierno de coalición
La líder de Cs, Inés Arrimadas, en el Congreso de los Diputados. /
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