Casado ya no aspira a reconquistar a los votantes de Vox

Cree que el partido ultra mantendrá un suelo de un millón de votos los próximos años

El líder del PP solo ve margen en Catalunya para "fijar" mensaje ante la extrema derecha

Pablo Casado, el miércoles en Sant Llorenç, en Mallorca, donde hace un año murieron 13 personas por las fuertes lluvias.  / EFE / CATI CLADERA

El 18 de junio del 2018, Pablo Casado anunció que se presentaba a la carrera para suceder a Mariano Rajoy en la presidencia del PP. Ante la sede de Génova y rodeado de micrófonos, enunció brevemente por qué lo hacía. Afeó a Alberto Núñez Feijóo que siguiera haciéndose el gallego sin aclarar si quería o no dar el salto a Madrid y se marcó él mismo un objetivo que fue su propia trampa en las elecciones generales del pasado mes de abril: reconquistar a los votantes que se habían ido a Ciudadanos o a Vox, porque "a lo mejor" no se habían sentido "tan identificados últimamente con el PP". Se habían perdido las esencias. 

Casado ganó las primarias un mes después y los populares se volcaron en gustar a esos electores huidos, aproximándose a los postulados del partido de extrema derecha al ceder con ambigüedades sobre la lucha contra la violencia machista, elevar el tono con la inmigración irregular y decir que se estaba utilizando el aborto como "herramienta de conciliación".

El hundimiento en las elecciones de abril, de 137 a 66 escaños, la advertencia de sus asesores sobre el poco futuro de la imagen histriónica que se había creado y las quejas de algunos dirigentes reclamando la vuelta al centro han ayudado a Casado a tomar la decisión de corregir el rumbo. De hecho, hasta en algún acto ha apelado al voto "progresista". 

Fuentes de la dirección del partido aseguran que ha asumido que “Vox ha llegado a la política española para quedarse” y que en los próximos años habrá un mínimo de “un millón de votantes” que se decantarán por el partido radical. En abril, con una participación especialmente elevada (75%) fueron 2,6 millones de personas los que respaldaron a la formación de Santiago Abascal.

La fidelidad del voto

El líder popular, explican en su núcleo duro, ve con “normalidad” que, tras décadas de cobijarse bajo el gran paraguas del PP, esos ciudadanos hayan escogido a un partido de extrema derecha, como ocurre en varios países europeos, donde tienen representación en los parlamentos desde principios de siglo. De la sede de Génova se ha emitido la orden de evitar preguntas sobre la exhumación de Franco, el aborto y la eutanasia, para dejar a Vox esos asuntos. "Que sean los de Abascal los que se retraten", comenta un diputado que ha participado en los debates para cambiar la estrategia. Y apunta otro dato: con una menor participación (la de abril fue del 75%, inusualmente alta), el sistema d'Hondt de reparto de escaños perjudicará a Vox, que castiga a los terceros y cuartos partidos. 

En el cuartel general de los populares subrayan también el alto porcentaje de fidelidad que Abascal tiene en las encuestas: el 72,6% volvería a apostar por él, según el CIS; el 70,5%, según el sondeo del GESOP para este diario.

Sin embargo, más fácil ve Casado ir a por el voto de Ciudadanos tras el giro dado por Albert Rivera, que ha pasado del veto a Pedro Sánchez a mostrarse abierto a pactar con él tras el 10-N. Solo el 58,6% de los electores que le votaron en abril repetirían, según el CIS, aunque el estudio de GESOP marca que ese porcentaje baja hasta el 36,1%.

Vender solvencia 

El máximo dirigente de los populares se ha rodeado de veteranos en la lista de Madrid con experiencia en gestión y en el área económica (Ana Pastor, Elvira Rodríguez e Isabel García Tejerina, entre otras), para trasladar una imagen de solvencia que en Génova consideran que no tienen ni Ciudadanos ni Vox.

En los análisis de Génova, la única plaza donde creen que pueden crecer de manera clara gracias al partido de Abascal es Catalunya. La número uno por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo, tiene luz verde de Casado para mantener el discurso contra los independentistas para "fijar el mensaje", afirma un alto cargo del grupo parlamentario del PP.

Fuentes de los populares catalanes consideran que la posición es la misma que Casado (que ahora ya no pide el 155 'sine die' y defiende aplicar leyes como la de seguridad nacional o la de acción exterior), aunque más "clara". "No podemos pedirle a Cayetana que deje de ser Cayetana", resumen esas fuentes. Según sus cálculos, tienen difícil sacar escaño en Lleida y Girona, pero mejor lo ven en Tarragona y Barcelona, donde Álvarez de Toledo obtuvo el único que ganaron en Catalunya en abril. Consideran que, también gracias al hundimiento que pronostican las encuestas para Ciudadanos, pueden pasar de uno a tres en la ciudad condal y recuperar el que Jordi Roca perdió en Tarragona, donde empataron prácticamente con el partido ultra y ni uno ni otro se llevó ningún escaño.