Una jueza de Barcelona ha archivado la causa abierta por presunto ultraje a España contra un independentista que quemó una bandera española durante una visita, el pasado febrero, del rey Felipe VI a Barcelona. Concluye que no ha quedado "debidamente justificada" la perpetración del delito.
En el auto, la titular del juzgado de instrucción número 13 de Barcelona da carpetazo a la causa con un sobreseimiento provisional, informó Efe. Se trata de la misma instructora que ha procesado a varios altos cargos del Govern de Carles Puigdemont por los preparativos del referéndum unilateral del 1-O.
El activista estaba acusado de ultraje a España después de que los Mossos d'Esquadra le identificaran como uno de los integrantes de la movilización independentista en la que, el domingo 24 de febrero, se prendió fuego a la rojigualda. Los manifestantes quemaron también fotografías del Monarca, en protesta por su presencia en la ciudad.
Felipe VI acudía al acto de inauguración del Mobile World Congress en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC). Tanto el presidente de la Generalitat, Quim Torra, como la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, evitaron el tradicional 'besamanos' anterior a la cena oficial.
Varios centenares de personas convocadas por los Comitès de Defensa de la República (CDR) y la organización juvenil próxima a la CUP Arran expresaron desde primera hora de la tarde su rechazo a la presencia del Rey con cortes en la Gran Via, a la altura de la plaza de Espanya, y en la avenida Rius y Taulet. Exhibieron pancartas con los lemas 'Stop represión' o 'Borbones podridos' y lanzaron consignas como 'Muera el Borbón' o 'Libertad presos políticos'.
"Un hecho simbólico"
La defensa del ahora exculpado alegó en un escrito a la jueza que quemar una bandera de España en una concentración es "un hecho simbólico en el que se utiliza el fuego para mostrar la disconformidad con la forma de gobierno del Estado español" y con "la organización territorial". "Concretamente, en este caso", añadió, se censuraba "la presencia de la figura del Monarca español en la ciudad de Barcelona".
Además, subrayó que, tras la quema de la bandera, no se produjo ningún "acto violento" ni hubo ningún discurso.