DURANTE EL DEBATE DE INVESTIDURA

El secuestro del bus de la línea 47 al que hizo referencia Gabriel Rufián

Manuel Vital, vecino de Torre Baró, secuestró en mayo de 1978 el bus de la línea 47 para demostrar que este podía llegar hasta su barrio

Durante años, la administración utilizó la orografía del barrio y el mal estado de la carretera para justificar la falta de transporte público

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El líder de Esquerra Republicana en el Congreso, Gabriel Rufián, comenzó su intervención en el debate de investidura del socialista Pedro Sánchez haciendo referencia al famoso “venceréis pero no convenceréis” que el escritor de la generación del 98 Miguel Unamuno dirigió al general franquista y fundador de la Legión José Millán-Astray, en octubre de 1936. También dedicó unos minutos a alabar a su predecesor, Joan Tardà -quien hasta la pasada legislatura fue el portavoz de los republicanos en la Cámara baja- y a Oriol Junqueras, y recriminó al PSOE y a Unidas Podemos la falta de negociación a través de una historieta de un cazador y un lobo. Citó a Antonio Gramsci, recordó a los jóvenes de Alsasua y le espetó a Sánchez que estaba "jugando a la ruleta rusa para dar una segunda oportunidad a Casado, Rivera y Abascal a la Moncloa".

Entre reivindicaciones, citas y críticas, el diputado republicano recordó a Manuel Vital, el vecino de Torre Baró que en 1978 secuestró un bus de la línea 47 para demostrar que, contra lo que defendía la administración, los autobuses podían llegar hasta ese barrio barcelonés limítrofe con Collserola. Un gesto que se convirtió en un referente para los próximos movimientos sociales y vecinales.

Suburbio aislado

Lo que a mediados de siglo XX se planteó como una urbanización residencial en forma de ciudad jardín en un sitio privilegiado -entre montañas y a un paso del núcleo urbano de Barcelona-, acabó convirtiéndose en un barrio de barracas de autoconstrucción para hospedar a las personas que emigraron durante los cincuenta y los sesenta desde distintos rincones de la Península hacía la capital catalana. El espontáneo suburbio tomó el nombre del inacabado castillo de Torre Baró, una construcción que se erige en medio de la montaña, entre Roquetes y Torre Baró y que pretendía convertirse en un hotel, dentro del proyecto de ciudad jardín. El castillo, a la vez heredó el nombre de otra torre homónima que fue destruida en 1714.

Lucha vecinal para mejorar el barrio

Si hoy día la infraestructura de transporte público en Torre Baró es deficitaria -solo se puede acceder con los trenes de cercanías y en bus, ya que la línea 11 del metro de momento solo hace el trayecto entre Trinitat Nova, Torre Baró/Vallbona y Can Cuiàs- en aquél entonces era casi inexistente. El Ayuntamiento de Barcelona justificaba la falta de transporte público considerando que era inviable hacer subir el bus hacia Torre Baró, debido a la orografía del terreno. Circular por la carretera Alta de Roquetes, fue asumido como algo imposible debido a su mal estado, la insuficiente anchura de la calzada y el trazado curvilíneo de la misma.

Torre Baró siempre fue un barrio desatendido por parte de la administración. Los vecinos se acostumbraron a movilizarse y a organizarse para ir consiguiendo mejoras en el barrio, ya fuera para exigir la llegada de agua corriente o para arreglar el mal estado de las calles. Entre estos vecinos se encontraba Manuel Vital, un extremeño que llegó a Catalunya en 1947 -primero en el barrio del Clot y después en Torre Baró- y una vez aquí se hizo conductor de autobús. Se afilió a Comisiones Obreras, que en aquél entonces actuaba de forma clandestina y acabó siendo líder sindicalista.

"Allá voy"

Harto de la desatención de su barrio por parte de la administración, el 7 de mayo de 1978, después de hacer dos veces la ruta de la línea 47 entre Plaça Catalunya y la Guineueta -otro de los distritos de Nou Barris, entre Canyelles y Horta- Manuel Vital se bajó del bus y fue una cabina telefónica para llamar a su mujer. "Allá voy", le dijo. Colgó, secuestró el bus y empezó a conducir por la carretera Alta de Roquetes en dirección a Torre Baró junto con el cobrador. Durante el viaje, se fueron apuntando vecinos a la reivindicación, mientras que el bus circulaba por las calles donde, según el consistorio, era imposible que pasara un vehículo de tales dimensiones.

El conductor y otros manifestantes fueron detenidos y Vital fue acusado de secuestro. Seis meses después, sin embargo, el recorrido de la línea 47 se prolongó hasta Canyelles y durante los siguientes años se fueron incrementando las líneas de autobús que llegaban hasta los límites de Collserola.