El voto de Barcelona

Barcelona ha votado izquierda y ha votado no al independentismo

El candidato de Ciudadanos a la alcaldía de Barcelona, Manuel Valls,junto a Ines Arrimadas y Eva Parera. / EFE / ENRIC FONTCUBERTA

Barcelona ha votado izquierda y ha votado no al independentismo. La suma de concejalías de los 'comunes', de Esquerra y de los socialistas da 28 sobre 41, es decir una amplísima mayoría, mientras que la suma de ERC y JxCat sólo llega a 15 concejalías. A la vez la ciudadanía ha optado por no otorgar a ninguna lista una mayoría destacada, de hecho 'comunes' y Esquerra empatan a 10 concejalías, si bien los últimos superan en 4800 votos la candidatura de Colau.

Se han confirmado, pues, las previsiones de la mayoría de encuestas con respecto a las formaciones políticas más grandes y ha desaparecido del consistorio la CUP. No ha entrado tampoco el candidato de la ANC, sin que de momento haya escuchado ningún comentario de los promotores, ni de las otras listas independentistas directamente perjudicadas. El PP, a la espera del recuento final, llega al 5% con dos concejales. La fragmentación política de la ciudad persiste, pero pasa de siete a seis opciones.

Como todo el mundo sabe será alcalde o alcaldesa quien obtenga la mayoría absoluta de votos, 21, el día de la constitución del consistorio o, si no llega nadie, el cabeza de la lista más votada, en este caso el de ERC, que con diez concejalías tendría no pocas dificultades para gobernar.

El pacto es imprescindible y aconsejable, ya que los gobiernos muy minoritarios, como los de Trías y Colau, no pueden llevar a cabo sus programas tal y como ellos quisieran y la gente espera. Por otro lado, un gobierno con mayoría absoluta o una amplia minoría ofrece más estabilidad, más solidez y más confianza.

Tripartitos no viables

De momento hay un par de propuestas sobre la mesa, una de ERC y otra de los 'comunes'. Los primeros quieren el acuerdo con los 'comunes' y JxCat, 25 concejalías. Los segundos lo quieren con ERC y PSC, 28 concejalías. Ni el uno ni el otro, sin embargo, son viables, dado que tanto los 'comunes' como JxCat rechazan gobernar juntos, primera propuesta, y el PSC no piensa hacer alcalde un independentista ni gobernar con él, segunda propuesta.

Para deshacer este nudo, aparentemente indisoluble, valdría la pena volver a los votos de la ciudadanía: claramente de izquierdas y no independentistas. Un gobierno de comunes y socialistas, dieciocho escaños, conforma una minoría amplia con capacidad de acordar un programa y de sacarlo adelante, como ya lo hicieron unos meses en el mandato anterior. Sin embargo, habría que garantizar que nada ajeno a la ciudad pudiera hacerlo caer.

Ahora bien, 18 escaños no son suficientes para una investidura. Faltan tres que sólo pueden venir de la candidatura de Valls, no de izquierdas pero sí contraria al independentismo y que se ha mostrado favorable, sin condiciones, a evitar que la alcaldía de Barcelona se ponga al servicio de la independencia.

Colau y los 'comunes' tienen la responsabilidad de no traicionar a sus votantes y eso implica tratar de llevar a cabo su programa, continuar muchas de las actuaciones iniciadas, mantener Barcelona como ciudad de izquierdas, innovadora, ecológica, abierta, solidaria, internacional y entregada a resolver los problemas de la gente. No deberían consentir que la independencia le pase por encima y la anule.