El Onze de Setembre, la fiesta nacional de Catalunya, se sacudió el lastre del franquismo en 1977, con una colosal manifestación en el paseo de Gràcia de Barcelona para reclamar la autonomía política de Catalunya. Conseguida esta dos años después, con el Estatut, e institucionalizada la Diada por el recién restituido Parlament en 1980, las movilizaciones mantuvieron durante tres décadas un perfil bastante discreto, con el protagonismo copado por los actos institucionales.
El cambio de chip se produjo en el 2012, con una masiva manifestación por la independencia en Barcelona que desbordó todas las previsiones. A partir de entonces, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural han logrado mantener, con altibajos en la participación, el pulso soberanista en la calle cada 11-S.