La jefa de la oposición, Inés Arrimadas, llamó por teléfono al ‘president’ de la Generalitat, Quim Torra, después de negarse a reunirse con él en el Palau de la Generalitat durante la ronda de contactos con todos los grupos. Advirtió de que no acudiría a la cita si Torra no retiraba la pancarta que reclama la libertad de los dirigentes políticos encarcelados y los huidos colgada en el balcón del edificio. Y nadie la descolgó.

En un comunicado, los naranjas aseguran que fue una llamada telefónica "cordial" con el propósito de rebajar la tensión entre los dos. La líder naranja le instó a "reflexionar" y a "aparcar su plan ilegal" y le advirtió de que "su reiteración en la ilegalidad y la substitución de los símbolos oficiales por los símbolos ideológicos en edificios y espacios públicos excluye a millones de catalanes y agrava el conflicto social".

Torra le replicó que mantendría el lazo amarillo mientras los encarcelados permanezcan entre rejas y la emplazó a fijar una nueva fecha para reunirse pero Arrimadas resolvió que, hasta que no cumpla con sus tres requisitos, no irá a Palau.

El contacto se estableció después de la reunión entre Pere Aragonès y Carlos Carrizosa en el marco de la ronda de contactos del ‘vicepresident’ con todos los partidos políticos para abordar temas sobre la economía.