El fiscal pide hasta 62 años y medio de cárcel para uno de los agresores de Alsasua

Solicita 50 años para otros seis por cuatro lesiones terroristas a dos guardias civiles y sus parejas

La pena más baja es de 12 años y medio para una de las procesadas por amenazas terroristas

La manifestación de Alsasua contra la mala imagen que se proyecta de la población tras unos enfrentamientos con la Guardia Civil. / EFE / JESUS DIGES

La Fiscalía de la Audiencia Nacional ha presentado este martes un escrito de acusación muy duro para los presuntos autores de la agresión sufrida por dos guardias civiles y sus parejas en Alsasua (Navarra), hechos que el Tribunal Supremo ya declaró que tenían carácter terrorista. El fiscal José Perals solicita 62 años y medio de cárcel para uno de los acusados y 50 años de cárcel para otros seis jóvenes implicados en la paliza, según el escrito fiscal.

El ministerio público solicita 12 años y medio de cárcel por cada uno de los cuatro delitos de lesiones terroristas (uno por cada agente y sus respectivas parejas) que atribuye a cada acusado. Además, a Ohian Ciordia le suma 12 años y medio por amenazas terroristas, lo que hace una cifra total de 62 años y medio de cárcel. Los seis procesados que se enfrentan cada uno de ellos a 50 años de cárcel son Jokin Unamuno, Jon Ander Cob, Julen Goicoechea, Adur Ramírez de Alda, Aratz Urrizola e Iñaki Abad. Para Ainara Urquijo, el ministerio público sólo solicita 12 años y medio de cárcel por amenazas terroristas.

En el mismo escrito, el fiscal plantea dos peticiones de pena alternativas, en función de si las lesiones sufridas por los guardias civiles en el bar Koxka el pasado 15 de octubre son terroristas o no. En esta petición alternativa, la pena máxima queda reducida a la mitad, 30 años y medio, por desórdenes públicos terroristas, atentado a agentes de la autoridad, lesiones y amenazas. Para los seis jóvenes acusados de las lesiones la petición alternativa se queda reducida a 18 años de prisión. 

Las claves de la noticia

  • La Audiencia Nacional  La juez Carmen Lamela entendió desde el primer momento que la agresión sufrida por los guardias civiles de Alsasua se enmarcaba en el terrorismo, al entender que tuvo como objetivo "crear un clima de miedo" e "influir ostensiblemente y de manera negativa en la calidad de vida" de los agentes, para que tanto ellos como sus familiares lleguen "a tener miedo para realizar actividades tan cotidianas como realizar compras en comercios, poder disfrutar de tiempo libre en compañía de la pareja o con sus hijos".
  • Audiencia de Navarra   Los jóvenes acusados, conscientes de las altas penas a las que se enfrentaban, recurrieron la inhibición a favor de la Audiencia Nacional acordada por el juzgado de Pamplona que se hizo cargo en un principio de lo ocurrido el 15 de octubre del año pasado en el bar Koxka de Alsasua. La Audiencia Provincial de Navarra les dio la razón y descartó el terrorismo. Ello significaba que el juzgado debía reclamar a la Audiencia Nacional el caso, pese a lo que ya había dicho en un auto la juez Lamela.
  • Tribunal Supremo  Cuando dos juzgados reclaman para sí la investigación de unos hechos debe ser el quien determine cuál tiene razón. El pasado 1 de junio el alto tribunal falló que en una valoración realizada solo a efectosde dirimir la competencia sobre el caso había encontrado indicios de terrorismo, por lo que la Audiencia Nacional debía ocuparse de él. "La gravedad del delito no puede excluirse por el momento, dada la entidad de las lesiones sufridas por uno de los agentes", sentenció.

El fiscal propone que el teniente de la guardia civil agredido sea indemnizado con 9.200 euros, el sargento, con 3.700, y sus parejas con 16.100 y 12.100 euros por las lesiones y daños morales que sufrieron. 

ODIO A LA GUARDIA CIVIL

A lo largo de 19 páginas, la Fiscalía detalla cómo a lo largo de los años en Navarra un sector de la población "se ha imbuido" de "un sentimiento de odio hacia la Guardia Civil", liderado por el Movimiento de Liberación Nacional Vasco, impulsado por ETA y que ha continuado hasta nuestros días. 

La campaña se inició hace más de 15 años con el nombre 'Alde Hemendik' (Fuera de aquí) y centra su reinvindicación en el rechazo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. La fiscalía recuerda cómo ETA introdujo esta reivindicación en la 'Alternativa táctica de KAS' (Koordinadora Abertzale Sozialista) de 1976 y la mantuvo en 1995 cuando hizo pública una propuesta de negociación con el Gobierno que denominó 'Alternativa democrática para Euskal Herria'.

Mientras ETA asesinaba a policías y guardias civiles, su "frente de masas", como Jarrai-Haika-Segi o Gestoras pro Amnistía-Askatasuna, creaban en la calle "un clima de hostigamiento, acoso y rechazo en contra de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado", que se mantuvo pese al "cese definitivo de actividad armada" declarado el 20 de octubre de 2011. La izquierda abertzale lo concretó en 'Fan Hemendik' (Fuera de aquí) y 'Ospa' (Fuera) en las localidades navarras de Alsasua, Leiza y Estella, entre otras.

MÁS DE 100 SABOTAJES

Para la Fiscalía, la agresión a los guardias y sus parejas no es sino el último capítulo de los más de 100 sabotajes y actos violentos sufridos por el Instituto Armado entre 1988 y 2009 en Alsasua, una localidad en la que desde 2012 se celebra el Día de la Huida ('Ospa Eguna'). 

Es en ese contexto terrorista en el que el ministerio público sitúa lo ocurrido con los dos guardias civiles y sus parejas en el bar Koxka en la madrugada del 15 de octubre, donde lo que empezó como un momento incómodo, iniciado por Ohian Arnanz acabó derivando en una auténtica paliza.

La tensión comenzó cuando Unamuno entró en el establecimiento con un grupo en el que estaba una menor a la que no se juzga en este procedimiento y se encaró con el sargento. El teniente trató de mediar, pero a los gritos de "Iros de aquí que os vamos a matar por ser guardias civiles" siguieron los empujones. Cuando los agredidos vieron que se reunía un grupo de unas 25 personas, decidieron marcharse, pero de salida les llovieron puñetazos y patadas. Ya en la calle, el teniente recibió una patada en el tobillo que se le fracturó, lo que le hizo caer al suelo

Una patrulla de la Policía Foral impidió que los hechos fueran a más, pero tuvieron que llegar refuerzos para que cesaran las agresiones, que se recrudecieron cuando los agentes detuvieron a Unamuno, al ser identificado entre los asistentes.