Montull, en el 2009: "Había gente que decía: 'Si traemos a cierta empresa, querríamos una comisión'"

Declaración íntegra ante el juez de instrucción el 19 de octubre del 2009 del que fue mano derecha de Fèlix Millet en el Palau de la Música

Montull: ’No salía dinero que no supiera Millet’. / FERRAN NADEU / SERGIO LAINZ

El exalto cargo de la Fundació Orfeó Català-Palau de la Música y mano derecha de Fèlix Millet, Jordi Montull, declaró el 19 de octubre durante una hora y media ante el juez de instrucción Juli Solaz. Esta es la transcripción íntegra del interrogatorio.

Ciutat de la Justícia. Preside y dirige la declaración el juez Juli Solaz. Delante de él, Jordi Montull. A un lado y a otro, en los estrados, los abogados de las acusaciones, los defensores y el fiscal.

–Juez: Usted me envió dos cartas respecto a los hechos por los que estamos hoy aquí. ¿Ratifica usted las cartas, las dos que me envió, o quiere hacer alguna aclaración a las mismas?

–Montull: Sí, quiero hacer una aclaración.

–Hágala.

–¿Puedo coger un papel?

–Sí.

–Querría decir que, referente a las obras que se hicieron en el Palau y en casa del señor Millet y mías, no tengo toda la información aún y lo hice de memoria. O sea, todo lo que yo pensaba.

–¿En la última también?

–Sí.

–En la última se refiere a las obras en las fincas de su propiedad.

En la última no, la última la tengo muy clara, pero las otras pasa que los mismos industriales en las obras, como son tres instituciones dentro del Palau, puede ser que alguna tenga alguna confusión de nombre, como Consorci, como Fundació, como Orfeó o el mismo Millet o Montull. Esto me gustaría en el momento en que esté hecha la auditoría poderlo repasar y poder mirar las que sean...

–Estas cifras que dieron ustedes, digamos que son aproximadas.

–Son aproximadas y por eso me gustaría acabarlas de mirar.

"Yo tenía una cuenta en Suiza.  "Yo tenía una cuenta en Suiza. Cuando murió Franco pensamos poner un dinero fuera por si acaso"

–¿Alguna aclaración más?

–Decirle que yo tenía una cuenta en Suiza de hace 30 años, cuando murió Franco, pues pensamos poner un dinero fuera por si acaso. Pero esta cuenta me ha sido bloqueada. Nunca había tenido nada que ver con el Palau.

–¿Le ha sido bloqueada?

–Sí. Más que nada para que lo sepa y no sé por qué se ha bloqueado, porque no tiene nada que ver con el Palau, eso. Y después que salieron unas fotografías de mi despacho en las que había unos empleados que se llevaban unos paquetes y unas bolsas. Eso fue porque el día que el presidente Millet...

–Eso lo explica en una de las cartas, eso.

–Más que nada para que sepa que de allí no me llevé nada que fuera del Palau, sino que todo eran cosas mías. Eran cuadros, eran diplomas, eran títulos que yo tenía colgados allí. Eso se lo comuniqué a la señora Carulla el día 28, que fui a ofrecerme y decirle..

–¿El 28 de julio?

–28 de julio. Y decirle que yo me jubilaba al final de las vacaciones. Más que nada porque, como aquella cámara que coge a los chicos y salgo yo mismo, la hago poner yo, aquella cámara, precisamente para controlar el movimiento del despacho. Además, el día 30 el señor Llinares me dijo: «Ya tienes el despacho net i polit, porque quiero ir yo». Le dije: «Sí, sí, ayer acabé de sacar todo lo que tenía». Más que nada es que vieran... Y después también saqué unas cajas que yo tenía del señor Millet desde hacía mucho tiempo allí dentro, de cosas del señor Millet, que eso me parece que sí que lo registraron también.

–Las cajas que había en el piso de la calle de Verdaguer...

–Exacto, sí. Lo otro, lo mío, fue directamente a mi coche. Ya digo, eran cuadros que había dibujado yo también.

–¿Alguna otra aclaración respecto a las cartas?

–No.

–Entonces, usted como imputado tiene derecho a declarar o no. ¿Desea declarar en este acto? ¿Responderá a las preguntas que le formularán las partes?

–Sí, señor.

RICARD CUGAT

Jordi Montull (derecha) con su abogado, Jordi Pina, el 19 de octubre del 2009, en la Ciutat de la Justícia.

–El ministerio fiscal, por favor.–Fiscal: Sí, gracias, señoría, buenos días. En la primera pregunta, si pudiera explicar qué cargo formal tenía usted en las instituciones del Palau, en la Fundación, en la Asociación...

–Mire, yo en el Palau entré como coordinador de obras.

–Coordinador de obras...

–Sí, y después, con los años, pasé a ser el director administrativo.

–¿A partir del año 2003 usted ya era el director administrativo?

–Sí.

–Y usted tiene conocimiento también, por la querella que le han informado sus abogados, que esta causa tiene su inicio digamos en el año 2003, que una serie de retiradas en efectivo de importantes entidades bancarias y que no se encontraron justificaciones... ¿Podría usted explicar cuál era el circuito de estas retiradas? ¿Cómo se articulaba la retirada de fondos importantes?

–Pues se articulaba a través de un talón que se iba a cobrar.

–Y la cantidad, ¿quién la decidía?

–La cantidad la decidía el señor Millet o las necesidades que tuviéramos de allí del Palau, de las aplicaciones que teníamos que hacer, porque todas eran para el Palau, eran aplicaciones que teníamos para hacer pagos del mismo Palau.

–¿Eran pagos del mismo Palau y el señor Millet en cada uno de los casos estaba enterado?

–Siempre.

–Es decir, tal día necesitamos 7.000 euros... ¿Eso lo sabía el señor Millet o lo decidía usted?

–No. Él siempre. Tenga en cuenta que él firmaba, y yo también, pero mi firma no valía si no iba acompañada de la suya.

–¿Es decir que de cada una de estas disposiciones usted informaba puntualmente al señor Millet?

–Siempre, siempre.

"En el Palau "En el Palau nunca salía un dinero que no lo supiera el señor Millet"

–¿Él tenía conocimiento del destino que se había de dar a esos fondos?

–En el Palau nunca salía un dinero que no lo supiera el señor Millet.

–¿La cuantificación, la cantidad, dependía de usted o dependía del señor Millet, o dependía del...?

–Dependía de las necesidades que tuviéramos en el Palau, porque en el Palau había mucho movimiento de dinero en metálico, y más en aquellas épocas, era mucha costumbre.

–De todos modos, las disposiciones importantes podemos decir que son bastante limitadas. Es decir, no hay disposiciones en efectivo importantes todos los días.

–No, todos los días no, pero dos o tres veces al mes, sí, porque los orfeones salían fuera a cantar y se tenían que llevar dinero en metálico, porque, como eran gente, o sea, abundante, como ciento y pico de personas que iban fuera, normalmente fuera de España, siempre teníamos que ir con dinero. Nadie se fiaba de que una institución con tanta gente después les pudiera enviar un talón y tal. Después todo ha ido cambiando, pero en aquellas épocas teníamos que ir siempre con dinero. Incluso los cantaires tenían que almorzar, tenían que cenar, y les daban unas cantidades a cada uno. Eso es lo que llevaba el Orfeó, o sea, el secretario del Orfeó o quien acompañara tenía que ir con dinero, dinero en metálico, y por eso a veces subía a bastante dinero.

–Porque, en una salida de estas del Orfeó, ¿cuánto dinero se podía llevar?

–Depende del sitio al que fuéramos. Depende, si íbamos por España, una cantidad, y si íbamos por Europa, otra. Y si estábamos dos o tres días, también era otra.

–¿Porque el alojamiento también lo pagaban en metálico?

–En algunos sitios, sí. Algunos sitios pedían en metálico; otros, no. De otros hay facturas de hoteles.

–Usted, en sus cartas, podemos decir, de confesión o... de reconocimiento de los hechos, usted habla de tres capítulos, básicamente.

–Sí, porque estaba después el tema de las comisiones. Había gente que se le tenía que pagar...

"Estaba después "Estaba después el tema de las comisiones. Había gente que se le tenía que pagar"

–Además, en efectivo, fuera de los hechos que ustedes reconocen haberse aprovechado directamente de estos fondos, hablan del tema de las comisiones... ¿Usted puede concretar este tema de comisiones, cómo se pagaban estas comisiones?

–Se pagaban en metálico.

–En metálico, pero por una parte hablan ustedes de agentes de orquesta o representantes... pues... ¿estas personas que se supone que para traer una orquesta les pedían directamente una cantidad en efectivo?

–Sí, había gente que sí. Había gente que por traer una orquesta, porque hay orquestas que vienen del resto de Europa o América, que hacen giras, aquí en España tienen unos sitios determinados para actuar. Y entonces prefieren venir a un sitio u otro, y entonces, si venimos aquí... queremos una gratificación para que no vayan a Zaragoza, Bilbao... o cualquier otra ciudad.

–Y agentes que trabajen de esta manera, ¿usted recuerda algún nombre y...?

–No, porque eran varios y casi siempre cambiaban, sobre todo si eran orquestas rusas. Estas casi siempre eran así.

–¿Pero los representantes estos eran representantes españoles, de aquí de España, agentes de aquí de España?

–Eran agentes de fuera casi siempre.

–Y esta gente les pedía eso que dice usted, un plus en efectivo para que la orquesta viniera a actuar aquí.

–Sí, señor.

–Pero después, ustedes, en la carta esta hablan también de como si tuvieran otro tipo de agentes para captar recursos ajenos.

–O sea, la fundación necesitaba dinero de diferente gente, y entonces había personas que decían: «Si traemos a cierta empresa, querríamos una comisión». Claro, esta gente no presentaba ni recibo ni factura.

–Por traer patrocinadores.

–Por traer patrocinadores.

–De esta gente, ¿puede aportar algún nombre de estos, podemos decir, conseguidores?

–No, porque esta gente, ya digo, no quería ni saber nada del tema, después ya no querían saber nada del tema... Y se olvidaban, entonces pues nosotros lo respetábamos.

–¿Y sobre cuánto pactaban? ¿Qué pactaban, un tanto por ciento sobre la cantidad que aportarían, o era una cantidad fija?

–Depende. A veces había porcentajes y a veces había cantidades fijas.

–Depende del caso.

–Depende de la empresa que era y si lo habían hecho otras veces o no.

–¿Y ustedes contactaban con la empresa o con el patrocinador, o iba todo a través de estos intermediarios?

–Normalmente, ellos nos los presentaban y entonces nosotros somos los que pactábamos con las empresas. Pactábamos porque todos los convenios tenían unas contraprestaciones diferentes, tanto en entradas como... Cada empresa era un caso diferente.

"Ellos nos los presentaban "Ellos nos los presentaban y entonces nosotros somos los que pactábamos con las empresas"

–Usted, en la carta esta, menciona lo que se llama el bonus o gratificación extraordinaria. ¿Era una cantidad fija anual o variaba?

–No, variaba, porque esta cantidad era la que nosotros aplicábamos a través del acta fundacional. Había una cláusula en la que, según el beneficio que tenía la fundación, nos podíamos llevar una cantidad... casi siempre... cada año variaba.

–Y, aproximadamente, puede decir si... ¿alrededor de cuánto dinero eran eso, los bonus estos?

–No sé, pero...

–¿Porque los bonus los percibían el señor Millet y usted o había más gente que cobraba de los bonus estos?

–No, era el señor Millet y yo.

–¿Y se lo repartían en una proporción del 80% para el señor Millet y el 20% para usted, según la confesión?

–Y el 20% para mí, sí, señor.

–Y lo que le decía antes, ¿puede decir, más o menos, anualmente de qué cantidad estamos hablando, de si aproximadamente un millón de euros?

–Aproximadamente, aproximadamente, pero como los presupuestos siempre se cerraban en diferentes cantidades y diferente beneficio...

–Porque los órganos de gobierno de la Associació de la Fundació tenían conocimiento puntual, cada año. Es decir, «este año tenemos un bonus de... según los estatutos».

–No.

–¿No lo sabían?

–No, no.

–¿Y por qué no les informaban?

–No lo sé.

–De los estatutos, y era una cantidad a la que ustedes creían que tenían derecho, ¿no eran informados los órganos?

–No lo sé, pero como los órganos tenían lo mismo que nosotros, o sea, siempre lo leían, no sé por qué no se informaba.

–Esta cantidad, en los documentos internos de la Associació de la Fundació, ¿salía publicada de alguna manera? Es decir, en los presupuestos, en las liquidaciones de cuentas anuales, ¿había alguna indicación, alguna mención a estas cantidades?

–Como estas cantidades exactas no, porque estaban puestas dentro del presupuesto ya.

–Estaban incluidas dentro del presupuesto.

–Estaban incluidas dentro del presupuesto.

–Respecto a las cantidades que se dispusieron en efectivo en el 2003 que constan en la querella, a mí me llama mucho la atención el día 13 de octubre del año 2003. Si usted repasa los datos de la querella, allí consta que de la entidad Caixa Catalunya se retiraron 588.000 euros; también otra partida, 132.000 euros, y, por parte de la Associació y por parte de la Fundació, 200.000 euros más. Es decir, que aquel día, según consta aquí, se retiraron cerca de 900.000 euros en efectivo. ¿Hubo algún acontecimiento concreto para que...?

–Yo no lo recuerdo exactamente, porque podrían haber coincidido varios tipos de dinero que necesitáramos, pero no lo recuerdo ahora exactamente.

–Porque, respecto a la forma de hacer estas retiradas de efectivo, ¿cómo funciona eso? ¿Iba usted a la entidad o enviaba a un empleado?

–Enviábamos a un empleado.

–¿Siempre era la misma persona?

–No. Había dos o tres conserjes que iban. Enviábamos un conserje.

–O sea, iban ellos, pero previamente habrían avisado a la entidad de que se produciría aquel día una retirada importante.

–Sí, lo firmaba el señor Millet por detrás del talón.

–Bien. Entonces, el empleado, ¿qué hacía? ¿Llevar el dinero allí, a la sede social, y allí se lo distribuían ustedes, o cómo?

–Sí, señor.

–El dinero en efectivo ya lo distribuían ustedes una vez allí... ¿De eso participaba también el señor Millet, de lo que es la distribución física? ¿De los sobres, de la coral tan comisionista?

–Sí, hombre, siempre lo hacíamos juntos.

–Lo que es la distribución ya del dinero... respecto a los fines que usted ha dicho...

–El tema físico lo hacía yo, pero con una base de que él lo mandaba.

–Porque su hija, la señora Gemma Montull, tenía el cargo de directora financiera. ¿Todo eso, sabía... también participaba en esas decisiones?

–El 2003, ella fue el año en que entró y no sabía nada de todo esto, o sea que...

–¿Y los años siguientes?

–Los años siguientes ella participaba porque era una contable más, o sea, lo de directora financiera fue una cosa añadida que no consta en ningún sitio tampoco. Entonces era la que se encargaba, bajo mis órdenes y del señor Millet, de hacer los talones.

–O sea, usted o el señor Millet, de todas estas disposiciones, porque claro, al final aquí empiezan a salir parece ser mucha gente y destinos muy variados en todos estos fondos, que son cantidades importantes, ¿ustedes llevaban algún tipo de apunte, es decir, anotaban en alguna libreta, aunque fuera particular, un documento particular, de cómo se dividían o cómo se repartían estos fondos?

–No. Podríamos hacer memoria, pero no... No había nada escrito, lo único que estaba contablemente escrito eran las cantidades que salían.

–¿Las cantidades en bloque?

–Sí.

–Pero después, si la coral se había llevado 80.000 euros por una actuación, y al día siguiente había pasado un señor a cobrar una comisión, y al día siguiente habían hablado con un representante de orquesta, ¿eso ya no lo anotaban?

–No, lo de la coral se puede saber porque se puede mirar el día que actuaron, entonces saber dónde habían ido y si la cantidad que se había llevado era la correcta.

–Porque muchas personas de estas, además usted lo ha dicho, no firmaban ningún recibo conforme se llevaban dinero en efectivo.

–Ninguno, ni los de la coral tampoco.

–Mire, del tema este de los bonus... no, perdón, ya me ha contestado antes. Bien, finalmente, en el año 2003 se produce la inspección de Hacienda.

–Sí.

–Usted manifiesta, ha reconocido que las facturas con las que se intentó amparar estas disposiciones no se ajustaban a la realidad, no eran facturas reales.

–No, no eran facturas reales porque entonces eran nuestros abogados de la Fundació, Bergós, Santiago Llopart, nos aconsejaron que ya lo montarían ellos porque lo que no podían... Siempre nos dijeron que la Fundació y el Orfeó nunca coincidirían con que se pudiera ver lo mismo. Y entonces había una serie de industriales que trabajaban para nosotros y los cuales aún trabajan, por ejemplo, FM2, se le dijo: unas facturas que había hecho para el Orfeó que cambiara el nombre y las pusiera a nombre de Orfeó, o sea, a nombre de la Fundació, a nombre de Orfeó, y aquel industrial lo hizo. Después había una factura que salió que no era verdad de Triobra, que Triobra siempre había hecho las facturas normales, o sea, en ningún momento hizo factura falsa. Y todo eso nos salió del bufet Bergós en el que se nos dedía: ‘Hacedlo de esta manera’. O sea, llegaba un momento en que nosotros a Hacienda no fuimos nunca, siempre iban ellos, y funcionaba así.

–Siempre iban ellos pero ellos les comentaban a ustedes lo que Hacienda estaba pidiendo.

–Oh, claro, nos lo comentaban y además nosotros nos lo creíamos. Creíamos que lo hacíamos bien.

–Porque estas sociedades que finalmente emitieron y cambiaron las facturas, ¿ustedes tienen alguna vinculación con estas sociedades, con accionariado de las sociedades, con los directores? Porque las sociedades estas les están pidiendo que presenten facturas no reales.

–¿Qué sociedades?

–Estas que ha citado usted. Triobra, FM2...

–No, estas eran industriales que trabajaban en el Palau. Triobra hizo toda la primera fase y parte de la fachada y FM2 lleva todo el tema de electricidad y fontanería del Palau.

–¿Y estas sociedades consintieron?

–Estas sociedades consintieron. Ya digo, FM2 consintió cambiar el nombre. Como decía antes, allí en el Palau, al ser tres empresas diferentes, pues muchas veces ellos veían normal cambiar el nombre de una factura, porque a veces iban a una contabilidad y a veces iban a otra.

–¿Porque la estrategia esta de las facturas la diseñó el señor Bergós, este abogado suyo?

– Sí, es el que lo propuso.

–Y respecto al tema de unos recibos por los anticipos, dietas del Orfeó y demás ¿también los proporcionaron ellos?

–También, porque nos encontrábamos que los cantaires no querían firmar, no querían firmar nada, querían solo el dinero para poder comer y almorzar, y entonces dijimos: ‘Montemos unos recibitos y presentemos eso’. A ver, nosotros no sabíamos de qué iba todo este tema de Hacienda porque, digo, no habíamos ido nunca. Además, cuando vino el fiscal a hacer el registro al Palau, me dijo que por qué no habíamos contestado dos citaciones que teníamos del mes de enero hasta el mes de julio. Estas citaciones, al Palau, que yo sepa, nunca habían llegado. Y una vez le pregunté al señor Santiago Llopart a ver qué fue de esas citaciones, porque siempre lo comunicábamos con ellos.

–De todas maneras, las cantidades de estos recibos, si ustedes no llevaban ningún apunte contable, pues también se las inventaron para que cuadraran los números, ¿no?

–No. Eso lo pudimos hacer porque teníamos una relación de actuaciones de todos los coros. Y me parece que si lo entregué o no, había una relación de todas las actuaciones que habían hecho todos los coros que habían salido de la casa.

–Antes ya ha contestado a la pregunta referente a su hija, Gemma Montull, y los otros señores, el señor Hernández, ¿qué intervención tenían en la emisión de los talones y los cobros que se hicieron?

–¿Hernández?

–Perdón, Álvarez.

–Álvarez era el secretario del Orfeó Català y que tenía firma. Había talones que los firmaba él, no siempre los firmaba yo.

–¿Los firmaba por indicación suya o del señor Millet, o también tenía capacidad él para emitir talones?

–No, no, a ver, los talones del Palau, todo lo que eran talones y cuentas corrientes tenía que haber la firma del señor Millet. Después había varias personas que tenían la firma, una de ellas era el señor Álvarez, yo, me parece que estaba el tesorero, también...

"Todo lo que eran talones "Todo lo que eran talones y cuentas corrientes tenía que haber la firma del señor Millet"

–¿El señor Pau Durán también tenía firma?

–También tenía firma, y me parece que Manolo Bertran también tenía firma. Había varias personas, por si acaso alguno no estaba, pudieran firmar otros.

–Porque allí, en la organización esta, tenían muchas cuentas bancarias, ¿no?

–Sí, pero bueno, no tantas como 100 como decían. En las tres instituciones teníamos 54 cuentas aproximadamente, 18 de las cuales eran a límite, eran puntas de tesorería que las poníamos en una cuenta especial y cuando se acababa aquel tiempo que la poníamos allí dentro, se acababa.

–Y además de estas cuentas oficiales, ¿tenían cuentas bancarias extraoficiales?

–No, ninguna más, ninguna más. No teníamos más cuentas nosotros. O sea, teníamos de las 54 cuentas que le he dicho, 18 de ellas estaban que fluctuaban y a veces desaparecían, y después había dos o tres cuentas que estaban inoperantes totalmente. Y estas podrían ser incluso del Orfeó, que se habían abierto en cierto momento y que después no se hacían servir. Y de cuentas en el extranjero, ninguna, eh, eso también.

–Y el día antes del registro se hizo una operación inmobiliaria en la calle de Sant Pere Més Alt.

–Sí.

–En esta operación, ¿quién fue el impulsor? Hagamos esto...

–Los impulsores fuimos el señor Millet y yo.

–Los dos. Lo hicieron a través de una sociedad que era de su titularidad, Belfort.

–Sí.

–Que también está participada de esta manera: el 80%, el señor Millet, y el 20%, usted.

–Sí.

–Porque, ¿los órganos rectores de la Associació de la Fundació tenían conocimiento de que se haría esta operación?

–Algunos, sí, algunos, no. De todas maneras, esta operación se echó atrás. O sea, el día antes, no, el día que entró la señora Carulla como presidenta, yo mismo le dije: ‘Mariona, si no queréis este local, no hay ningún compromiso, quiero decir, lo dejáis y ya está’. O sea, el hecho era que no había ningún compromiso en hacerlo. La prueba es que los talones que se firmaron estaban retenidos en el notario, por orden nuestra. Por decir, no lo hagáis porque si en aquellos momentos se cambiaba la junta pues lo lógico era que si no lo querían, que no lo cogieran. Y por eso lo hicimos. O sea, yo mismo le dije: ‘Para mí es una buena operación, ahora, si para la nueva junta no lo es...’

–Porque el precio fijado, ustedes habían comprado el local aquel por un millón y medio en el año 2005, y lo vendían en el 2009 por tres millones.

–Por tres millones.

–¿Usted cree que el precio estaba ajustado?

–Yo creo que sí, porque había una transacción del año 2007 en que en aquellos momentos estaba bien de precio. Además, con la perspectiva de que estaba delante del Palau y delante del futuro hotel, tenía un cierto gancho tener una tienda delante de estas dos instituciones.

–Pero usted ya había hecho de todas maneras una operación similar unos años antes.

–No, no, no era así.

–No tan cuantiosa, pero...

–No. Era de mucha menos cantidad y era una operación normal, en un localillo pequeño, que en aquellos momentos necesitábamos un almacén. El Orfeó lo usó unos cuantos años de alquiler y un día decidió para tener patrimonio el Orfeó que lo comprábamos, pero no, no, no tenía ni esta entidad ni nada.

–Para acabar. Usted ha dicho antes, ha reconocido que envió a un empleado a recoger unos efectos y unos papeles que dice usted que eran suyos, pero, ¿no consideró en aquel momento que era más prudente avisar o advertir al juzgado de que fue autorizada una persona a ir a recoger lo que fuera?

–Yo advertí a la presidenta. La presidenta lo sabía, y además, al administrador, el señor Llinares, le dije el día siguiente, porque él me pidió el despacho vacío de todo lo mío. Como a la presidenta ya se lo había dicho, me llevé además lo que me llevé.

–¿Le dijo eso antes de que se hiciera?

–A ella, sí.

–¿Antes de que fuera el empleado a recoger los...?

–Sí, sí, a ella se lo dije. Eso fue el día 28 por la mañana.

–Ella se lo autorizó.

–Sí, sí, ella me lo autorizó. Y al señor Llinares se lo dije el día 30, o sea, el día que yo me ofrecí a él para aclarar todo lo que quisiera.

–El día 30 ya estaba hecho.

–Ya estaba hecho, pero el día 28 hablé con Mariona Carulla. El mismo 28 y 29 saqué todos los cuadros que tenía. Principalmente eran cuadros y cuatro cosas que yo tenía por allí, pero cuadros, que había siete u ocho cuadros que los había hecho yo y ni los había colgado. Por cierto, quedó uno, que no lo dije nunca, que era un original de Domènech i Montaner, supongo que aún estará.

–No hay más preguntas. –Juez: Tiene la palabra la acusación por parte de la Fundació. –Abogado de la Fundació Orfeó Català-Palau de la Música: señor Montull, exactamente el cargo que usted ocupaba tanto en la Fundació como en la Associació, la denominación del cargo que usted recibía, ¿cuál es? El nombre: director general, director...

–Decían director administrativo.

–Decían director administrativo. ¿Exactamente, tanto de la Associació como de la Fundació?

–La Fundació y el Consorci, principalmente, y el Orfeó Català también, pero no en tanta medida porque el Orfeó Català tenía menos volumen.

–¿Y las funciones que desempeñaba en tanto que director administrativo eran mucho más amplias que las de un director?

–(…)

–Le preguntaba si las funciones que usted desempleñaba eran las propias de un director administrativo o mucho más amplias que las específicamente de un director administrativo. Le pregunto, en definitiva, ¿cuáles eran sus funciones?

–A ver, mis funciones eran: yo era coordinador de todas las obras que se hacían en el Palau, y después hacía de administrador y no sé, y aconsejaba al señor Millet si alguna vez me preguntaba algo.

"Yo aconsejaba  "Yo aconsejaba al señor Millet si alguna vez me preguntaba algo"

–En el Palau había una dirección financiera, ¿es así?

–Sí, todo era junto. Lo llevábamos, llevábamos bastante de, por decirlo de alguna manera, de estar por casa, no eran unos estancos cerrados.

–Lo que querría es un poco que en esta organización aclararme, es decir, había una dirección financiera y en principio una directora financiera que era su hija, Gemma Montull, ¿sí?

–A ver, lo de directora financiera siempre he dicho que el nombre es muy pomposo, pero siempre..., a ver, mi hija no tenía ni firma ni poderes ni tenía nada, era una administrativa, era el jefe de una administración que siempre hacía lo que le mandaba el señor Millet o lo que le mandaba yo. Eso es lo que hacía ella. Y antes de estar ella había otra.

–Por ejemplo, había una directora general, que era la señora Rosa Garicano, ¿es así?

–De la Fundació.

–Pues hablemos de la Fundació. En el caso de la Fundació tenían una directora financiera y una directora general, ¿que dependían de usted?

–No, del señor Millet, los dos.

–¿Dependían directamente del señor Millet? ¿Y también de usted?

--No, a ver, el señor Millet es el que manda.

–...

–Y nosotros ejecutamos las cosas, ejecutábamos, vaya, según cada uno lo que le correspondía. La directora general, la señora Garicano, llevaba todo el tema de mecenazgo, eh... de miembros y todo lo que sea, y el tema administrativo lo llevaba yo.

–Entonces, para que nos entendamos, en las cuestiones que no hacen referencia propiamente a temas de obras del Palau o a aquellas que caían dentro de su ámbito, quien despachaba directamente con el señor Millet era o la señora Garicano, etcétera, pero ya no se despachaba con usted: se despachaba directamente con el señor Millet. Es eso lo que trato de...

–Sí, a ver, tiene que quedar claro que el señor Millet despachaba con todo el mundo. O sea, no había una prohibición de que alguien entrara en el despacho del señor Millet. El señor Millet, cuando quería hablar con uno, lo llamaba y hablaba con todos, y cuando era asunto mío, pues mío, y con la Garicano, la Garicano.

–A ver, en la confesión que el señor Millet presenta, y que usted hace suya en los extremos contenidos en la carta que se dirigió al juzgado, se habla efectivamente de determinados pagos en efectivo dirigidos básicamente a acuerdos, a comisionistas, etcétera. Yo, con carácter previo, lo que quisiera es, digo... conceptualmente estamos hablando de pagos en efectivo como si los pagos en efectivo no pudiesen ser contabilizados. Es decir, mi pregunta es: cuando hablamos de que estos pagos en efectivo de que ustedes hablan son pagos no oficiales, estamos de acuerdo, son pagos en negro, no reflejados contablemente.

–Estaban reflejadas las salidas, pero no teníamos recibos ni facturas.

–Perfecto. Donde yo voy es que yo puedo entender que, por las características del Palau en aquella época o lo que sea, si venía un determinado coro quisieran cobrar en efectivo. Admitiendo esta posibilidad, pero el tema aquí no es si cobraban en efectivo o no, sino que estos pagos no se reflejaban. Entonces yo pregunto: ¿por qué no se reflejaba aquello que era precisamente el fin propio del Palau? ¿Por qué ustedes, que en definitiva eran los responsables del Palau, querían correr este riego o decidían correr este riesgo?

–A ver, en el Palau, de hacía muchos años, era costumbre pagar con dinero. Incluso en cada caja había cantidades de dinero aguardando que la semana que viene se tenía que ir un coro fuera o no.

–Pero, insisto, ¿por qué no...? Es decir, aunque sea pagar con dinero no significa no poder contabilizar ese pago, por mucho que sea pagar con dinero en efectivo, aquí lo que se está discutiendo es que esto no se contabilizaba, lo que, dicho sea de paso, digamos, favorecía el no rastro de estas salidas. Yo lo que querría es, de entrada, admitiendo que se pagara con dinero, por qué este dinero no contabilizaba estos pagos.

–Algún dinero sí que estaba contabilizado.

–Algún dinero sí...

–Algún dinero yo supongo que sí. Quiero decir, la contabilidad del Orfeó tiene que reflejarlo. Algo de este dinero estaba contabilizado.

–¿Usted tiene idea, aproximadamente, en el periodo concreto en los últimos 10 años, esta generación de salidas contabilizadas, pero no reflejadas como ingreso, a qué cantidad puede ascender?

–Uy, uy.

–Juez: La pregunta no es pertinente. La declaración de hoy, insisto, se refiere al tema del año 2003 y a los hechos que presuntamente han confesado estos señores. No, porque yo no tengo indicios de que a partir del 2004... son ideas genéricas, que se supone que saldrán en las auditorías que se están practicando. –Abogado: Básicamente, si no le preguntaría, pero básicamente el sentido de la pregunta es que la propia querella en ejercicios posteriores al año 2003 y 2004 reflejan unas salidas en efectivo que permiten contabilizar en salidas en efectivo este importe aproximado de 10 millones de euros. –Juez: A ver, si no recuerdo mal, en el escrito de querella se ponen de manifiesto unas salidas, que se califican ya casi de, casi no, del todo, delictivas, que son las del 2003, porque hay unos indicios que son las facturas falsas, etcétera... En cambio, respecto a partir del 2004 se hace una cuantificación de salidas, pero tampoco se dice que son sospechosas, pero tampoco se nos informa, en la querella concretamente, de por qué motivo son tan sospechosas, y yo supongo que el único motivo es porque hay un antecedente del 2003. Por tanto, hasta que la contabilidad no nos diga... –Abogado: Cuando se pueda ampliar y aportar nuevos indicios, entonces nos reservamos...

–Juez: Exactamente... –Abogado: ...

–Juez: No, no, si eso ya lo puse en mi resolución del 5 de octubre. –Abogado: Perfecto, pues vamos a estos movimientos del año 2003-2004 que sí que fueron objeto de comprobación por parte de la Agencia Tributaria. ¿Intervino usted en este proceso, usted directamente, en el proceso de inspección? Es decir, su conocimiento, su intervención de este procedimiento de inspección, ¿cuál fue?

–Yo estuve cuando los del bufete Bergós vinieron a nuestro despacho para reparar, digamos, las facturas que queríamos presentar a Hacienda.

–Es una decisión motu propio de los bufetes que los representaban en aquel momento.

–Sí, fueron ellos los que lo insinuaron.

–Se lo pregunto porque fue publicado en la prensa el contenido de una carta que el señor Raimon Bergós... –Juez: No, no. –Abogado: Retiro la pregunta. –Juez: Es que si tenemos que hablar de lo que ha publicado la prensa podríamos montar una tienda de campaña.

–Abogado: Retiro la pregunta. –Juez: Gracias.

–Abogado: La intervención de su hija, la señora Gemma Montull, en esta actuación de inspección, ¿cuál fue?

–Ella ya ha dicho que entró en el 2003, se lo encontró bastante hecho. Y lo que hacía es hacer lo que le mandaban los del bufete Bergós. O sea, lo que hizo es solo creerles a ellos.

–La relación... ¿usted conoce la sociedad CBM10?

–No.

–No la conoce.

–No.

–¿Y el Palau históricamente había tenido, cuando hablo del Palau u Orfeó, habían tenido históricamente algún tipo de relación con esta sociedad?

–No.

–Es decir, es una sociedad que acompaña facturas para justificar estas salidas, según se señala en la querella, es una sociedad cuya relación debe de ser con el despacho Bergós.

–Supongo, yo no la conocía.

–¿Conoce usted al señor Josep Valcells? No sé el segundo apellido, el señor Josep Valcells, de la sociedad CBM10, ¿lo conoce usted? Valcells Montagut.

–A Valcells no le conozco personalmente, pero sé que viene de la familia Valcells, que tenían una empresa de pinturas.

–Con la sociedad Horencat, ¿tiene usted alguna relación o conoce la sociedad Horencat?

–No.

–Es una sociedad de las que también acompañan facturas justificativas. ¿Sabía usted que se habían acompañado facturas de la sociedad Horencat?

–Sí, Bergós nos las trajo.

–Y de nuevo hemos de suponer que la relación con esta sociedad es del despacho Bergós.

–Sí, sí.

–En el caso de Triobra, ¿conocía usted la sociedad Triobra?

–Sí, sí, sí, la conocía bien.

–¿Había hecho actuaciones, bien para el Palau bien para la Associació?

–Para el Palau ha trabajado bastante, Triobra.

–Entonces, las facturas que se acompañaron en este caso en el procedimiento de inspección de FM2 vinieron directamente... ¿las solicitaron ustedes o de nuevo las solicitó el despacho Bergós?

–¿De Triobra o de FM2?

–De Triobra, perdón.

–De Triobra, todas las facturas eran reales, menos una, que la falsificaron en el bufete Bergós. Una cantidad, no sé, había una cantidad...

–Cuando ustedes... ¿usted se dirigió a la sociedad Triobra en algún momento? Con solicitud de cualquier tipo de factura o lo que sea.

–Estábamos en contacto.

–Muy bien. ¿Con quién?

–Con Joaquim Salvatella, que en aquella época estaba vivo. Después murió, por desgracia.

–En el caso de la sociedad Horencat, conoce usted... le he preguntado antes, vuelvo a Horencat, perdóneme, ¿eh?... ¿Conoce a qué persona de Horencat se solicitó...?

–Juez: No repitamos las preguntas que ya han tenido una respuesta. –Abogado: En el caso, Joaquim Salvatella, en el tema Triobra, la persona a la que ustedes se dirigían... perdóneme, me parece que de Triobra me ha dicho que era el señor Salvatella... en el caso de FM2, la persona a la que ustedes se dirigían para solicitar facturas de FM2, ¿quién era?

–Francesc Mañaricua, que era el dueño.

–Y las justificaciones de facturas de FM2 acompañadas de un nuevo procedimiento de inspección, ¿fueron solicitadas por ustedes o por el despacho Bergós?

–El despacho Bergós nos dijo que, como no había relación entre Fundació y Orfeó, que hicieran el cambio de nombre. Eso es lo que les pidió, y FM2 pues lo hizo. Había buena relación.

–Lo que es cierto es que se acompañaron duplicadas, tanto en el procedimiento de Associació como en el procedimiento de Fundació se acompañaban unas facturas y otras facturas duplicadas.

–Sí, de todos modos, solo se pagó una vez. Eso también está claro.

–Se intentó justificar de todas formas duplicadamente.

–(...)

–En relación con los pagos en efectivo, dígame usted qué se hacía en los coros, con las orquestas o los artistas que quiero pensar que durante esos años venían al Palau... ¿Quién era la persona? ¿Quién negociaba eso, la Associació o el Palau o la Fundació? Es decir, cuando se contrata a una orquesta, cuando se contrata, ¿eso quién lo negocia? ¿Se negocia desde el ámbito de la propia Fundació o del Orfeó?

–A ver, cuando actuaba el Orfeó, desde el Orfeó, y cuando actuaban orquestas para los ciclos que tenemos en la Fundació, la Fundació.

–Perfecto, pues me interesa aclarar, en el caso del Orfeó, ¿quién es la persona encargada de contactar con estas orquestas, artistas, coros, etcétera, y negociar las condiciones económicas de su...

–No, no, le digo. No, no, escuche, ja, le digo, el tema de Orfeó es Orfeó; el tema de cantaires és Orfeó, y el tema de orquestas es tema de Fundació. O sea, el Orfeó no contrata orquestas, solo contrata orquestas la Fundació.

–Pues vayamos ahora a la Fundació. Empecemos por la Fundació. Cuando la Fundació contrata orquestas, ¿qué persona de la Fundació era la encargada de contratar estas orquestas?

–Yo.

–¿Usted, como director administrativo?

–Sí.

–O sea, formaba parte también de sus funciones la contratación de las orquestas.

–A ver, el funcionamiento de la Fundació era que el ciclo más importante de la Fundació era Palau 100. Palau 100 se ocupaba de las orquestas más importantes del mundo. Entonces yo, asesorado por nuestro técnico musical, de dentro del Palau, que era Lluís Millet, entonces veíamos cuál era la orquesta que tenía que venir o era más interesante de todas las ofertas que teníamos de todos los intermediarios.

–Vayamos por partes. El técnico musical es el señor Lluís Millet, no sé si tiene alguna relación con el señor Fèlix Millet o no.

–Primo hermano.

–Primo hermano. Propone contratar determinadas orquestas.

–Sí.

–Se lo dice a usted. Digo, propone contratar a determinadas orquestas y se lo dice a usted. Y usted contacta con ellas. Y segunda pregunta: ¿es usted, por lo tanto, quien negocia las condiciones económicas de su actuación?

–A través del representante siempre.

–¿Un representante de ellos o representante de la propia Fundació?

–No, no, representante de la orquesta; el representante de la Fundació soy yo. Era.

–En el caso del Orfeó, ¿también era usted el encargado de contratar a los coros o quien fuera que actuaban contratados por el Orfeó o era una persona diferente?

–No: el Orfeó tenía una sección aparte que se buscaba sus actuaciones.

–Vale. La única pregunta que yo quiero saber es: ¿quién es la persona del Orfeó que se encargaba de las contrataciones?

–Pues podrían ser los tres directores que había.

–¿Que eran quién?

–Jordi Cases, Vila, el propio secretario, a través de las ofertas que venían de actuaciones.

–Entonces, ¿los pagos que se efectuaban por parte del Orfeó de estas actuaciones, no contabilizados, se negociaban directamente con usted o con las personas que contrataban a estos coros?

–Cuando se sabía adónde iban y el tiempo que estarían y lo que tenían que estar, entonces nos decían la cantidad que necesitábamos y nosotros les dábamos el dinero.

–¿Se lo pedían directamente a usted?

–Sí.

–Las funciones de la señora Rosa Garicano en lo que supone la contratación de artistas en general... ¿intervenía o no intervenía, ella?