LA ESTABILIDAD DEL EJECUTIVO CATALÁN

La CUP trata de cauterizar la herida interna abierta por el veto a los presupuestos

Aflora la división de opiniones en el interior de la fuerza, con un empate de las bases decantado por las organizaciónes satélite

Anna Gabriel niega riesgo de ruptura y tilda de normal el debate celebrado el martes

Los diputados de la CUP Gabriela Serra, Joan Garriga y Anna Gabriel, en sus escaños del Parlament. / FERRAN SENDRA

Jugando con el nombre que se esconde tras el acrónimo CUP, puede decirse que la fuerza anticapitalista alcanzó el 27 de diciembre  el estado temporal de candidaturas de división (más que de unión) popular y, casi seis meses después, en ello están. Una división entre el sector más anticapitalista y el más independentista, quede dicho, circunscrito a cómo relacionarse con Junts pel Sí, con ERC y, sobre todo, con CDC. El empate a 1.515 de la asamblea de Sabadell, en diciembre, acerca de si se tenía que investir a Artur Mas como ‘president, le ha seguido, el martes, un empate dentro de la CUP en el consejo político que debía decidir si se retiraba o no la enmienda a la totalidad a los presupuestos.

El consejo político ampliado al grupo de acción parlamentaria de la CUP lo integran los representantes de las 13 asambleas territoriales que tiene la CUP distribuidas por los territorios de habla catalana. A estos se suman, a razón de un representante por entidad, las asociaciones que integran la Crida Constituent, con quien, formalmente la CUP concurrió en coalición el pasado 27-S. Los representantes de las territoriales, es decir, estrictamente la CUP, se partieron exactamente por la mitad en cuanto al veto a las cuentas. Empate a 24. 1.515 a 1.515, 24 a 24. Solo el voto de las asociaciones decantó la balanza hasta el 26 a 29 definitivo (a los que hay que sumar tres abstenciones).

TENSIÓN EN EL CÓNCLAVE

Anna Gabriel, en declaraciones a Catalunya Ràdio, ha asegurado que no hay riesgo de fractura en la CUP. “Es normal que haya debate en el seno de una fuerza, como tantos otros que tenemos y que no generan tanta atención”. Y la reunión fue tensa. Muy tensa, a decir de uno de los participantes. Hubo numerosas intervenciones, entre los que defendían que el Govern se había movido  y los que no.

La preocupación interna es extrema porque ambos sectores creen que la tensión puede generar cansancio en el seno del partido. Unos porque creen que se ha tensado demasiado la cuerda con Junts pel Sí, otros porque se cuestione constantmente las decisiones tomadas cuando estas no gustan. Ya sucedió, alegan estos últimos, con las numerosas votaciones y reuniones que se llevaron a cabo para decidir sobre la investidura.

En el fondo, dos cuestiones. Una, las diferencias estratégicas. Los más críticos se lamentan de que los favorables al pacto hayan asumido sin el menor aspaviento internamente que el Govern está incumpliendo reiteradamente la hoja de ruta soberanista (en cuestiones como la no desobediencia al TC o en incumplimientos de decisiones del Parlament en políticas sociales, en materia educativa, por ejemplo). El sector más crítico se lamenta de que será ahora el 'president' Puigdemont quien acuse a la CUP de haber roto el pacto lo cual obligará a los anticapitalista a actuar a la defensiva.

LA CUESTIÓN DE LA CUESTIÓN (DE CONFIANZA)

A corto plazo no parece que la sangre pueda llegar a la asamblea. En la fuerza anticapitalista se entendía, antes de que Puigdemont anunaciara la presentación de la cuestión de confianza, ende que cara al otoño, y para preparar los presupuestos del 2017, se abriera una nueva ventana de oportunidad para pactar unas nuevas cuentas. No se entendía, por tanto, en la CUP, como una cuestión límite, como reconoció el propio diputado Joan Garriga en el hemiciclo, cuando intervino para valorar el anuncio del 'president', aunque sí claro está, un serio contratiempo. "Mantenemos la enmienda a la totalidad y nos ponemos a trabajar con quien esté dispuesto en los presupuestos del año que viene para que puedan entrar en vigor el 1 de enero. Estos presupuestos sí tienen que ser los de la ruptura", había afirmado Gabriel.

Durante el día, la división fue más que vsible con los tuits del exdiputado Antonio Baños y del concejal de Girona Lluc Salellas en los que mostraban su decepción por la decisión del consejo político de la formación anticapitalista.

Se expresaba de forma similar Francesc Ribera 'Titot', concejal en Berga, quien pidió a la CUP una propuesta concreta.

Encuentros en los pasillos

Poco antes del inicio de la sesión de la tarde, y en los pasillos del Parlament tuvo lugar un encuentro entre miembros del equipo de Puigdemont y Benet Salellas. Nada tenía que ver con la reunión secreta que mantuvieron el fin de semana. En ese encuentro, ideado por la CUP y que, ante la falta de contactos en su agenda, de manera casual, la 'consellera' Dolors Bassa se ofreció a propiciar, los anticapitalistas plantearon acabar el pleno con alguna imagen que no diera pábulo a la idea de la fractura total. Los hombres de Puigdemont solo insistieron en pedir la retirada de la enmienda.