De la decepción de quedarse sin grupo propio al sueño de verse de súbito en un posible Gobierno. Alberto Garzón ha salido de los infiernos parlamentarios, condenado a quedarse en el Mixto y sin apenas subvenciones, con la propuesta lanzada este viernes por Pablo Iglesias para formar un Ejecutivo de coalición entre PSOE, Podemos e IU.
Ambos líderes han conversado a primera hora de la tarde, tras el anuncio del dirigente podemista, y en una improvisada rueda de prensa Garzón ha confirmado su discposición a buscar un acuerdo para lograr un Gobierno del cambio. Aunque ha supeditado que el pacto debería ser refrendado por las bases de IU y la marca electoral -Unidad Popular- el malagueño no ha podido ocultar su optimismo. "Es perfectamente posible llegar a un acuerdo", ha señalado y ha opinado que existiendo la posibilidad de un cambio en Moncloa "la sociedad no entendería que no se intentara".
SIN LÍNEAS ROJAS
Preguntado sobre su eje programático, Garzón ha insistido en que no pueden existir "líneas rojas" y ha asegurado que no considera que el referéndum en Catalunya sea una condición irrenunciable. Para el dirigente, el encaje territorial "debe estar sobre la mesa" pero "no debe ser un condicionante". En cualquier caso, ha señalado, "más alla de las diferencias es tiempo de diálogos y de hacer la consulta en esta legislatura".
A pesar de la 'salvación' que implica para Garzón la posibilidad de entrar en un Gobierno, el de IU afeó a Iglesias que hubiese llegado a diseñar el reparto ministerial y puso por delante de los "sillones" las políticas de rescate para la mayoría social.