CAMINO DE LAS URNAS

Los críticos de Podemos entierran el hacha de guerra hasta el 20-D

La cúpula logra un cierre de filas provisional en Andalucía con el compromiso de Teresa Rodríguez

El aparato en Madrid no quiere gastar "ni un gramo de energía" antes de los comicios pero admite que después habrá "retos"

Pablo Iglesias y la líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez. / JOSÉ LUIS ROCA

Los críticos de Podemos no visten el mismo uniforme en todos los territorios ni reivindican las mismas esencias, pero parecen dispuestos a enterrar el hacha de guerra hasta después del 20-D. La cúpula del partido asume que las discrepancias siguen latiendo, pero confía en que la inminencia de la campaña electoral, que empieza el 4 de diciembre, congele las rebeliones que han lanzado diferentes facciones en Andalucía, País Vasco, Aragón y Catalunya.

La cúpula en Madrid ha logrado imponer cierta paz interna a modo de tregua con el argumento de que las disidencias se pagan en votos y que este no es el momento de luchas intestinas por el poder provincial. La dirección estatal admite que tras las elecciones "habrá retos" en sus propias filas, pero advierte de que ahora no pueden perder "ni un gramo de energía" fuera de la campaña, en palabras del secretario político, Íñigo Errejón.

El escenario más complejo es el andaluz, pero incluso allí, la líder de los podemistas, Teresa Rodríguez, parece dispuesta a calmar los ánimos de sus tropas y conminarlos a esperar al resultado electoral. De hecho, la campaña arranca en Cádiz, alcaldía del cambio gobernada por José María González, 'Kichi', pareja de Rodríguez.

Los sectores críticos en Andalucía transmiten la idea de que el pulso a la dirección estatal puede que despierte una cierta imagen de discrepancia, pero les acaba reportando votos. En Madrid no comparten esa visión y lo que ven es una mera lucha por el poder territorial a la vieja usanza. Algunas voces, incluso, opinan que Teresa Rodríguez capitaliza esa crispación y refuerza su perfil de dirigente crítica y vigilante de las tentaciones de control de la dirección nacional.

DOS MOTIVOS DE DISPUTA

Los conflictos internos de Podemos tienen dos orígenes, uno de estrategia y otro mucho más tangible. El primero late en el partido desde la asamblea fundacional de Vistalegre (Madrid) hace un año. Entonces, el sector crítico perdió en su intento de construir un partido basado en un fuerte aparato territorial, y se impuso la visión de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, que prefirieron una estructura más ligera, una "máquina electoral", para poder hacer una suerte de 'blitzkrieg' (guerra relámpago) en los comicios generales. 

Catalunya será un feudo clave

En Catalunya, la dimisión de Gemma Ubasart como secretaria general de Podem y de parte de su equipo deja también al partido con la necesidad de reinventarse. En la sede central de la fuerza morada son conscientes de que el resultado electoral del 20-D impactará de lleno en las posibilidades para encontrar una nueva fórmula que amalgame a un electorado más heterogéneo. Los de Iglesias confían en ser primera o segunda fuerza en Catalunya, gracias a la capacidad de arrastre de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que compartirá cartel con los dirigentes de Podemos no solo en Catalunya, sino también en mítines en Madrid, Valencia o A Coruña.

Con la confección de listas electorales, el sector crítico ha vuelto a levantar la alfombra. Aducen que los 'pablistas' han impuesto a sus candidatos en Sevilla, Córdoba, Almería, Málaga y Jaén. En realidad, los avatares de cada circunscripción son distintos y, más allá de los pormenores en cada uno de ellos, la relevancia reside en que la dirección en Andalucía vive como una intromisión inadmisible las decisiones de Madrid.

NUEVAS DIRECCIONES TRAS EL 20-D

La cúpula estatal asume que, tras las urnas, deberán abrir procesos para elegir una nueva dirección en el País Vasco, donde los dirigentes regionales han dimitido tras acusar al aparato de imponerles a los candidatos al 20-D. En Aragón la situación parece menos compleja. El incendio se ha declarado por motivos similares en la circunscripción de Huesca y en ese caso las quejas han ido dirigidas contra Pablo Echenique, el secretario general autonómico, que se distanció de los díscolos y ahora está alineado en el sector 'pablista'.