LA BATALLA POR BARCELONA

Collboni confía en los indecisos para condicionar a Trias y Colau

El alcaldable del PSC se reivindica entre la «derecha» y la «incertidumbre»

El dirigente socialista defiende que sea alcalde el candidato más votado

En el video electoral del PSC de Barcelona, el alcaldable Jaume Collboni aparece literalmente con el agua al cuello y después se deja golpear con un guante de boxeo para demostrar que está dispuesto a partirse la cara por los barceloneses. La creación, de la agencia de publicidad de Risto Mejide, es también una metáfora del estado de salud por el que, cinco años después del primer batacazo, siguen atravesando los socialistas. Para tratar de amortiguar la enésima caída, Collboni se encomienda a dos factores: una campaña marcamente personalista y el elevado porcentaje de votantes que las encuestas indican que todavía no han escogido papeleta. «Todo está por hacer. La partida aún no ha empezado», sostuvo pocas horas antes de iniciar una carrera de 15 días cuyo objetivo será acercarse lo más posible a los dos aspirantes que parten con la vitola de favoritos, Xavier Trias y Ada Colau, para condicionar su gobernabilidad.

Según los cálculos de Collboni a partir del barómetro del CIS -que le precipita de 11 a cinco concejales y le deja como cuarta fuerza del ayuntamiento-, el saco de indecisos contiene a unos 300.000 barceloneses, y en ellos ha puesto sus esperanzas para remontar. Su baza para atraerlos será hacer valer su experiencia política frente a «candidaturas improvisadas por cálculos electorales internos», tal como ha definido a Barcelona en Comú (BC). Y se presenta como un candidato de «progreso» frente a la «derecha paternalista» que atribuye a Trias y la «incertidumbre mesiánica» en la que sitúa a Colau.

AMBIGÜEDAD EN LAS ALIANZAS

Una pregunta que seguramente no responderá Collboni en toda la campaña es a qué fuerza dará prioridad a la hora de negociar pactos tras el 24-Mtras un final de mandato en el que el PSC ha facilitado a CiU la aprobación de los presupuestos municipales para este año. De hecho, ayer jugó al despiste al mostrarse primero partidario de respetar la «tradición» de que el alcalde sea el candidato más votado para enseguida puntualizar que «faltará por ver si tiene la estabilidad suficiente para gobernar». Lo que sí descartó es entrar en el Gobierno municipal si no vence.