El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se ha escudado esta tarde en el plan de regeneración democrática que ha llevado al Congreso de los Diputados (y cuyos contenidos se están ultimando con el PSOE, entre otros grupos) para no valorar los últimos escándalos que han salpicado a su partido, a saber, la salida de Rodrigo Rato por el escándalo de las tarjetas opacas; la imputación del exsecretario general Ángel Acebes en el caso de los papeles de Bárcenas; la difusión de un auto que compromete la financiación de la campaña electoral de 2007 que protagonizó Dolores de Cospedal o el pago en b de obras realizadas en la sede del PP.

"Como presidente del Gobierno debo ser especialmente prudente y manifestar mi respeto a las decisiones judiciales. Además, el Gobierno está tomando medidas para que esto no se pueda volver a repetir en un futuro y de ahí el paquete legislativo que hemos llevado al Congreso", apuntó Rajoy desde Bruselas.

Al término del Consejo de la UE en el que ha participado durante dos días, el jefe del Ejecutivo español se sometió a una rueda de prensa en la que, como era previsible, recibió varias preguntas sobre este asunto. Él lo eludió cuanto pudo y se limitó a señalar que colaborará con la justicia para que este tipo de asuntos "salgan a la luz" y "se castigue a los culpables y se reconozca a los inocentes".