Seísmo por un fraude fiscal

Un derribo solo temporal

Premià de Dalt retiró ayer la estatua de Jordi Pujol después de que unos desconocidos la tirasen al suelo

Un operario municipalintenta, sin éxito, colocarde nuevo la estatua.

LAURA PUIG
BARCELONA

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Algunos lo calificarán de justicia popular; otros, de acto vandálico, y habrá también quienes adviertan intencionalidad y oportunismo político. El caso es que la estatua del exmolthonorable Jordi Pujol en Premià de Dalt (Maresme), ubicada en la plaza que también lleva su nombre, amaneció ayer en el suelo después de que unos desconocidos la derribaran durante la noche. El ayuntamiento trató a primera hora de la mañana de volver a colocarla sobre la base que la sostiene, pero no fue posible debido a los daños sufridos («pequeños desperfectos en las extremidades») y fue finalmente retirada y guardada en un almacén a la espera de que su autor, Xavier Martos, la repare. No obstante, fuentes del consistorio aclararon que la escultura regresará a su pedestal en cuanto sea posible.

Se trata del segundo ataque dirigido contra la estatua desde que el expresident confesara haber mantenido dinero oculto en el extranjero durante 34 años. El pasado 10 de septiembre fue manchada con pintura blanca. Y sobre la placa conmemorativa situada junto a la escultura se han escrito insultos dirigidos a Pujol.

Se da la circunstancia de que el ayuntamiento de esta población del Maresme acordó el 18 de septiembre mantener los honores otorgados al expresidente de CiU, después de que los concejales del PSC y del PP reclamaran la retirada de la estatua (inaugurada en el 2011), el nombre de la plaza (2006) y el título de hijo adoptivo (otorgado en 1997).

La decisión fue tomada por unanimidad por los miembros de la Comisión de Valoración de Honores y Distinciones, al considerar que este órgano «no tiene que juzgar los hechos ocurridos y que, por lo tanto, persisten los motivos por los cuales en su momento el ayuntamiento distinguió al expresident». Y estos son la estrecha vinculación de Pujol con el municipio -su abuelo fue alcalde de Premià- y su trayectoria política, incluyendo los 23 años que ejerció como presidente de la Generalitat.

Ataque al proceso

El ayuntamiento, gobernado por CiU, criticó ayer el derribo del monumento y lo atribuyó a ciudadanos descontentos con el mantenimiento de los honores al exdirigente nacionalista. «Lamentamos que no se respete una voluntad democrática», afirmaron desde el consistorio en un comunicado dirigido a los medios, en el que también calificaron estos hechos como un ataque al proceso soberanista: «Casualmente, todos los ataques se han producido coincidiendo con temas nacionales de primer nivel. La víspera de la Diada y el mismo día que el Tribunal Constitucional ha suspendido cautelarmente la ley de consultas».

A pesar de la indignación del consistorio de Premià, la reputación de Pujol ha quedado muy deteriorada a raíz de su confesión. No son pocos los restaurantes que han retirado las fotografías del expresident de sus paredes.

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Lo cierto es que las imágenes de la estatua de Pujol en el suelo y sujetada por la grúa de la brigada municipal evocaban derribos recientes de esculturas en otras partes del mundo. Así lo destacó el portavoz de Podemos Juan Carlos Monedero. «Recuerda mucho a la estatua de Sadam [Husein, el dictador iraquí] o las estatuas de los países del Este», afirmó en Cuatro.

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