LA IRRUPCIÓN DE UNA NUEVA FUERZA

'Caste' ya suena en Europa

Pablo Iglesias ya se deja oír en ese «palacio de cristal» de la UE donde se avala la austeridad

Turno de palabra 8 Iglesias, en el Europarlamento, el 16 de julio. / MATHIEU CUGNOT

Ya se encargaron bien sus asesores, uno de ellos licenciado en Filología inglesa, de garantizar que Pablo Iglesias se familiarizara con su concepto estrella, caste -casta, en inglés-, para aterrizar en Bruselas. Aun así, un tertuliano de una cadena de televisión de España intentó ridiculizarlo asegurando que el líder de Podemos, revelación en España pero también en Europa, había pronunciado fatal su vocablo talismán en una de sus primeras comparecencias en el Parlamento Europeo. Las redes sociales se incendiaron y filólogos y traductores salieron en su defensa.

Caste ya suena, pues, entre esos 751 eurodiputados de sueldos de alrededor de los 6.000 euros netos, sin contar dietas y 4.000 euros al mes que no necesitan justificación -«para grapas», se suele decir con sorna en Bruselas-. Pablo Iglesias -«mis padres me llamaron así en honor a mis abuelos, que eran socialistas», rememora- asegura que hay muchas cosas que le impresionan en su aterrizaje en la política europea. «Las instalaciones y los medios son espectaculares y costrastan claramente con las políticas de austeridad», explica Iglesias a EL PERIÓDICO en una cafetería del Parlamento Europeo en Estrasburgo. «Ofende que esto sea un palacio de cristal  con todo tipo de ventajas y comodidades donde se avalan políticas que condenan a la miseria social a miles de europeos», añade. Porque, hablando de dispendios, no hay que olvidar que la Eurocámara tiene otra sede en Bruselas.

Este profesor universitario de 35 años nacido en Madrid considera «vergonzoso» que los eurodiputados no sean más conocidos cuando tienen todo tipo de medios a su alcance para proyectar su trabajo.

En medio de este oasis, Iglesias y los otros cuatro eurodiputados de Podemos dicen cosas como que van a donar la mitad del sueldo mientras comparten habitación, incluso sofá, en pleno aterrizaje en Bruselas. «Nos dicen que somos ingenuos, que si damos la mitad del sueldo no podremos vivir», dice Iglesias. Y agrega: «A ver quién se atreve a decirle a un ciudadano que no se puede vivir con un sueldo de 2.000 euros al mes y 14 pagas».

Le observan. De soslayo y de frente. Y sabe que le miran para ver por dónde le pillan - «no me genera presión porque no tengo nada que ocultar», asegura-. «Pero la gente no es idiota», advierte el líder de Podemos al referirse a la campaña de descrédito que sufre. «Hasta para mentir hay que hacerlo con inteligenciaLos de arriba tienen claro que amenazamos sus privilegios y han puesto a trabajar toda su maquinaria », sostiene.

«Un tipo tímido»

Iglesias dice ser un «tipo tímido» que no vive muy bien la fama. Se acabó tomarse una cerveza tranquilamente en Madrid o cenar con su pareja. Lo encaja -«que todos los problemas sean esos»- mientras asegura que nunca tiene un «no» para la gente que se le acerca. Su vida ha dado un giro copernicano, pero asegura que todo merece la pena escuchar, que es a menudo, «nos habéis devuelto la ilusión». Iglesias aun se hace cruces de lo que le ocurrió en un pasillo del Parlamento. «Ánimo, soy una esclava de la casta», le espetó una simpatizante que trabaja para uno de los grandes grupos políticos.