LA CONTRACRÓNICA DE LOS CIUDADANOS

Hay futuro

Cada uno de los 10 participantes en el encuentro, con su experiencia, su inquietud y su forma de expresarse, supo erigirse en representante de una sociedad madura y diversa

«Quiero que Artur Mas responda. Ningún político está afrontando la realidad y hay que exigir la verdad. No atacan el fondo de la cuestión. Les faltan datos y perspectiva. Los recursos se agotan y en diez años más nada podrá seguir igual. Mientras nos enfrentamos a un desafío mundial, ellos están en su mundo de fantasía. Me gustaría ver una propuesta de futuro antes de morir, para mis hijos y mis nietos. No espero mucho de las respuestas del president. Aunque si no tuviera esperanza, no habría venido. Frente a la superficialidad política, hay mucha gente valiosa, en muchos campos. ¿Cómo se articula un cambio? Yo quiero un cambio».

Y Hortensia Iturriaga, catedrática emérita de Química Analítica, con la energía de sus 76 años de inconformismo, provoca el cambio. Su intervención, la sexta, rompe el corsé del orden y despierta la espontaneidad. «Los políticos son el cáncer de la sociedad», espeta más como un lamento que como una crítica. Y Artur Mas deja de sentirse cómodo. La corrupción aflora a escena. También los recortes sociales. Algunos lectores se animan a participar fuera de turno y el encuentro empieza a medirse con las expectativas de cada uno.

«Me lo he pasado en grande»,  reconoce luego Enrique Castro, gallego, técnico en termografía y estudiante de Comunicación. Aunque incisivo en la pregunta, le ha faltado tiempo para emular a Jordi Évole, que es como su madre le había bautizado al saber de la cita, y se ha quedado con las ganas de saber en qué consiste esa libertad que Mas propone y que él, con sus sueños de un mundo sin fronteras ni banderas, no acaba de comprender. «¡Una foto!», pide Javier Corcobado al finalizar el encuentro, «aunque yo no estoy por la independencia», añade con sonrisa pícara este joven de 26 años, instalador de equipos electrónicos, actualmente en paro. Él también tiene dudas respecto al proceso soberanista. Especialmente sobre la doble pregunta de la consulta: «No ofrece alternativa a la independencia, no puedo decir cómo me gustaría estar con el resto de España».

Respuestas

También busca respuestas Raimon García. También joven y también desempleado, a pesar de su licenciatura en Administración de Empresas y su amplia formación. Él sí defiende la independencia, pero no por ello es menos crítico. «Estamos siempre debatiendo sobre el sí y el no. Mucho dato macroeconómico, pero no se trabaja pensando en la microeconomía, menos en las familias y aún menos en los desempleados. El president no concretará», especula antes de celebrarse el encuentro. Y acierta, aunque no por ello la experiencia le resulta menos enriquecedora. «Me ha gustado la contundencia de todos», sentencia. Y es que cada uno de los lectores, con su experiencia, su inquietud y su forma de expresarse, sabe erigirse en representante de una sociedad madura y diversa.

Núria Borràs, la más joven, estudiante de medicina, expresa el padecimiento de los enfermos que sufren los recortes. Joana Raja, funcionaria de la Filmoteca, pregunta, batalla y, ya fuera de tiempo, anima a Mas a concretar el futuro que promete. También Lluïsa Garcia, autónoma, inquiere, reivindica y denuncia que los recortes los pagan los más débiles. Agustí Clua, educador social, disfruta de la proximidad de un personaje tan relevante, «más aún en este momento de tanta trascendencia». Para Núria Salas, estos encuentros deberían producirse más a menudo: «Los ciudadanos necesitamos más espacios de contacto, de relación directa con los políticos». 

El poder en la mirada

Espontaneidad, expectación e ilusión se dan cita en el Palau Macaya. Un tropel de emociones para conjurar la desafección. «Hay interés. Nosotros somos la muestra, todos hemos querido transmitir nuestras preocupaciones», afirma Judit Lara, técnica en gestión cultural. Su inquietud: una convivencia que ahora siente resquebrajarse. Y, al fin, la amplia sonrisa de Hortensia. Porque allí, frente a uno de esos políticos a los que reclama rigor y respuestas, ve en la mirada de nueve desconocidos el poder que al inicio invocaba para un cambio: «Me he animado. Estoy contenta. He visto a la gente interpelar. Hay futuro».