El candidato coge su flauta dulce y, acompañado por otros cuatro músicos, se atreve con piezas de Georg Philip Telemann y de Antonio Vivaldi. No es Bremen, ni la Viena de entreguerras. Es la plaza de Sant Felip Neri de Barcelona y es Jordi Martí.
«Los estudios demuestran que la enseñanza musical mejora el rendimiento escolar», afirmó Martí antes de batirse el cobre ante la tiroteada fachada de la iglesia de la plaza. A un lado, Romà Escalas, musicólogo, mano derecha de Jordi Savall y que, además, luce, de perfil, un inquietante parecido con Xavier Trias. Escalas fue el examinador de Martí en el conservatorio. La tercera flauta fue la del experto en educación Xavier Bonal, que compartió partituras con el candidato hace 20 años; el estudiante Marc de la Linde (viola de gamba) y el exdiputado Toni Comín, al teclado, completaron la Jordi Marti & Prima Aria Ensemble.
«No pedimos dinero», exclamó Martí con sorna, «ni avales», porque, según presumió, su candidatura ya tienen los necesarios. Eso sí, «si alguien quiere firmar...», ofreció... Y recogió uno.
«Acabamos con una pieza de Vivaldi, no porque no tengamos más repertorio, sino porque hace frío», afirmó Martí. Pero, al final, la impuntualidad del equipo de TV-3 provocó que repitieran parte del repertorio. Faltaría más. El show de las primarias.