Griñán anuncia por sorpresa que no se presentará a la reelección como presidente de Andalucía

El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el presidente andaluz, José Antonio Griñán, el pasado noviembre. JOSÉ LUIS ROCA

JULIA CAMACHO / Sevilla

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Se acabaron los dimes y diretes y el deshojar la margarita. José Antonio Griñán no tiene intención de presentarse a la reelección como presidente de la Junta de Andalucía, una decisión que ya ha sido transmitida a sus secretarios provinciales. El anuncio, que ha pillado a contrapié al PSOE federal, será realizado previsiblemente esta mañana en el transcurso del debate sobre el estado de la comunidad.

Aunque las quinielas ya se han desatado, todo apunta a que el candidato se eligirá en breve en unas primarias, en las que se sitúa con firmeza Susana Díaz, actual consejera de Presidencia, secretaria provincial del PSOE de Sevilla y muy cercana al presidente andaluz.

La noticia la adelantó la pasada madrugada el diario 'El País'. Rápidamente se desataron los rumores por las redes sociales, sin confirmación de fuentes oficiales. Griñán nunca había cerrado la puerta del todo a presentarse a la reelección, aunque en varias ocasiones, e incluso cuando fue señalado por Manuel Chaves como su sucesor, ya comentó que a su edad --67 años-- y tras más de 30 años en la política activa estaba más cerca de la retirada que de dar un paso adelante.

Tampoco ocultó su interés por favorecer un relevo generacional en su partido y darle nuevos aires, rodeándose de un equipo joven comandado por la propia Díaz, que fue secretaria de organización de los socialistas andaluces nada más asumir Griñán el liderazgo del partido en 2010, o Mario Jiménez, vicesecretario general del PSOE-A.

Otro elemento que, según apuntan algunas fuentes, también parece haber pesado en su anuncio es el desgaste provocado por el escándalo de corrupción de los ERE, un asunto inicialmente heredado pero que finalmente ha acabado tiñendo su gestión a través de los directores generales de Trabajo en su mandato, implicados por la juez instructora del caso, Mercedes Alaya.

Presión a Rubalcaba

Griñán tiene intención de mantenerse en el cargo y acabar la legislatura de coalición con Izquierda Unida (IU) en el 2016, aunque habrá que ver cómo se gestiona la bicefalia de un presidente y un líder socialista. El mismo rechazó esta situación en abril del 2009, cuando, después de ser designado sucesor de Manuel Chaves y elegido presidente, forzó su nombramiento como secretario general del PSOE-A en un congreso extraordinario celebrado en el 2010. Famosa fue entonces su frase de “el líder del PSOE-A soy yo”.

A su favor cuenta con que, pese a que el PSOE se desploma en todas las encuestas, se mantiene en Andalucía, donde pese a perder las elecciones --el PP fue el partido más votado--, consiguió conservar la Junta gracias al acuerdo de gobierno con IU. Saca además gran ventaja al PP, que tras la marcha de Javier Arenas no parece levantar cabeza y aún no tiene claro quien será el próximo candidato a la presidencia de la Junta, ya que el actual presidente de la formación, Juan Ignacio Zoido, no oculta su deseo de no presentarse a este puesto y mantenerse como alcalde de Sevilla.

La decisión de Griñán será analizada el jueves en una reunión de urgencia de la ejecutiva regional. El momento elegido para hacerlo público no es baladí. No solamente solapa el debate sobre el estado de la región, uno de los momentos políticos más importantes de la legislatura, sino que también se interpreta como una forma de presionar al PSOE federal para que haga lo mismo, dado que actualmente Griñán es presidente del partido, único barón que gobierna y el principal baluarte de Alfredo Pérez Rubalcaba frente a otros dirigentes territoriales que intentaron forzar unas primarias para sustituirle.

PRESION DE LOS ESCÁNDALOS

En este sentido, el propio Mario Jimenez explicaba esta mañana en la radio autonómica que el anuncio del presidente andaluz sitúa a la comunidad “en vanguardia de España en la consecución de nuevos hitos dentro de la democracia”. Jimenez lo definió como “un paso de unas dimensiones e importancia grandísima”, y apuntaba que los ciudadanos “”están esperando que se adopten medidas que favorezcan la regeneración democrática y que la política se haga de otra manera”.

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Desde el PP no han tardado en llegar las reacciones. El portavoz parlamentario del PP-A, Carlos Rojas, vinculaba la decisión a que “no ha podido soportar la presión del caso de los ERE”, y planteaba que “las luchas intestinas en el PSOE y el radicalismo existente en el Gobierno” pueden ser un problema para Andalucía.

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