En caliente, con las heridas a cuenta del derecho a decidir aún sangrando, las direcciones del PSOE y del PSC han comenzado a hablar sobre su nuevo marco de relaciones.
La votación distinta por vez primera en la historia de los socialistas catalanes en el Congreso el pasado martes, cuando estos diputados apoyaron la consulta (salvo Carme Chacón, que no votó) mientras el resto de sus compañeros de bancada la rechazaron, ha provocado que los dos partidos quieran revisar sus vínculos.
Aunque tanto Alfredo Pérez Rubalcaba como Pere Navarro, que este viernes abrió la puerta a que el PSOE participe en las decisiones del PSC, han dado algún detalle sobre hacia dónde quieren ir, los términos de esta convulsa negociación están por determinar.
En el tiempo
Pero ambas partes cuentan ya, al menos, con un horizonte temporal. Según fuentes de la dirección socialista, la idea es que la nueva relación esté pactada antes del verano. Siempre y cuando haya acuerdo, algo que ahora mismo parece difícil.
La próxima cita tiene por objeto detallar la reforma constitucional de corte federal, una iniciativa pensada en parte para ayudar a los socialistas catalanes, que llevaban tiempo reclamándola como alternativa al independentismo.
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