El domingo, unidad. El lunes, división. O a la inversa. En cualquier caso, esta parece ser la condena del líder delPSOE,Alfredo Pérez Rubalcaba, quien después de ver cómo sus críticos le movían la silla tras el batacazo enGaliciay elPaís Vasco el pasado 21 de octubre, organizó con los baronesque le son leales (solo con ellos, y de espaldas al resto) la respuesta al previsible mal resultado delPSC, para evitar así que empezaran de nuevo a segarle la hierba bajo los pies. Convocó una ejecutivapara el día siguiente de las catalanas, compareció él mismo ante la prensa y, más importante, organizó para el domingo siguiente un homenaje aFelipe González, en el 30º aniversario de la llegada de este al poder, que se convirtió en una terapia unitaria.
¿Restañar heridas? Ni una. El lunes,Carme Chacón aprovechó el homenaje al fallecidoGregorio Peces-Barba, que montó el también críticosecretario general de Madrid,Tomás Gómez, para proclamar que hay que levantar "de una puñetera vez" el PSOE. La cúpula socialista ha decidido darseaño y medio para la renovación y afrontar mientras tanto las conferencias política y organizativa, seguramente en la próxima primavera, y la económica, a lo mejor en otoño, aunque cabe la posibilidad de que todas se junten en una sola.
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