El Parlament debatió ayer por la mañana mociones de salud, de universidades, de cajas de ahorro... pero algún partido prefirió centrar sus esfuerzos en torno a la polémica surgida por la expresión«España nos roba». La chispa saltó el miércoles, tras las quejas de Ciutadans porque Solidaritat (SI) emplea estas palabras a menudo. La presidenta de la Cámara, Núria de Gispert, advirtió a los diputados de que no permitirá que se empleen en el hemiciclo«insultos o injurias»(considera que «España nos roba»lo es) y amenazó con abrir un procedimiento disciplinario a quienes lo hagan. Sin embargo, Uriel Bertran y Alfons López Tena siguieron sacando punta a la polémica y, con una pegatina en la que se podía leerCensura Noen la solapa, lanzaron la frase en todas sus intervenciones.

«Pese a que la presidenta quiera censurarlo, España nos sigue robando y continúa ejerciendo el robo fiscal», proclamó Bertran en su primer discurso del día.

Capote de Esquerra

El vicepresidente del Parlament, Lluís Corominas, evitó meterse en un charco y no amonestó al diputado. Pero ni así pudo calmar los ánimos. En los pasillos, López Tena echaba más leña al fuego:«[De Gispert es] la presidenta de fireta de un Parlament de fireta, que se viste de mamarracha y que no nos hará callar», espetó. La Mesa de la Cámara, en una decisión sin precedentes, reprobó al diputado por esas«expresiones peyorativas y denigrantes que afectan a la dignidad de esta institución».

Solidaritat recibió críticas de todos los partidos por los insultos, aunque ERC defendió el derecho a pronunciar el«España nos roba». LaexconselleraCarme Capdevila y el también republicano Marc Sanglas así lo hicieron saber en el hemiciclo poniendo en un brete a la Mesa, que les conminó a tratar el asunto en la junta de portavoces. La portavoz de Esquerra, Anna Simó, en una carta a la presidenta, aceptó debatirlo y recordó que el Estatut establece que los diputados «son inviolables por las opiniones que emitan en el ejercicio de su cargo». Para no seguir con el sainete, De Gispert y Corominas dejaron que López Tena y Bertran siguieran por la misma linde sin llamarles la atención.