Opinión | ASUNTOS PROPIOS

Núria Navarro

Periodista

Eduard Fernández, actor: "La pasión es un defecto mejorable"

Estrena 'Marco', la historia del hombre que sostuvo durante años la mentira de haber sido prisionero en un campo de concentración nazi

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Eduard Fernández. / ZOWY VOETEN

Tres 'goyas' en casa y fijo que caerá –al menos– una nominación por su estratosférico trabajo en 'Marco', la historia del impostor que durante años sostuvo haber estado en el campo de concentración de Flossenbürg, dirigida por Aitor Arregi y Jon Garaño, o por el taquillazo 'El 47', la gesta del autobusero de Torre Baró que secuestró un bus para llevarlo hasta ese barrio de aluvión, de Marcel Barrera; ambas en cartelera. Eduard Fernández (Barcelona, 1964) lo hace (casi) todo, y hay consenso en que lo hace bien.

Está irreconocible en 'Marco'. Calvo, envejecido, con 19 kilos más.

Se me fue la pinza con la comida. Llegué a no poder caminar mucho rato porque me dolía la espalda. Iba parando, como los viejos. Pero la dificultad fue entrar en lo que había dentro de Enric Marco. Era un narcisista brutal, alguien con una herida muy profunda [nació en un psiquiátrico]. El terreno en el que trabajo está entre lo que el personaje sabe de él mismo y lo que el actor sabe del personaje y él no. Es lo que se hace en terapia, ¿no?

Hablando de "lo que hay dentro", dicen que ha cambiado usted mucho.

He sido muy sufridor, pero ahora estoy bien. 

Eduard Fernández sufriendo...

He sido muy inseguro, tímido, con cierta dificultad para la sociabilidad. La sigo teniendo. Celebro los cumpleaños con seis o siete nada más. Y hubo momentos en que no podía salir al escenario. Antes de empezar a interpretar el monólogo 'Todas las canciones de amor' [un homenaje a su madre, dirigido por Andrés Lima] casi me muero. Con los años y la terapia, estoy un poco más tranquilo. Me atrevo a mirarme la cara.

"He sido muy inseguro, tímido, con cierta dificultad para la sociabilidad"

Los demás le devuelven una imagen del intocable.

Agradezco las críticas positivas, pero me afectan relativamente poco. Las negativas sí me calan: me quedo toda la noche dando vueltas a por qué tal o cual dicen que no hice bien una escena. Pero el otro día me veía en 'Marco' –el trabajo más complicado que he hecho nunca– y me dije: "Hostia, mira lo que has conseguido en la vida".

Solo el 7% de los actores viven de la profesión. Y está en él.

Soy un privilegiado de la hostia. Digo los 'noes' que quiero, que son bastantes. Pero no sé por qué los directores me quieren en sus películas. "Lo vas a hacer bien", me dicen. "Yo no tengo la seguridad", les contesto. Tengo que trabajar mucho, pero mucho, para luego atreverme a ser libre.

"Lo más hermoso de la profesión es llegar cerca del precipicio y tirarte sin saber qué pasará"

¿Qué quiere decir "libre"?

Lo más hermoso de la profesión es llegar cerca del precipicio y tirarte sin saber qué pasará.

En lo personal, ¿ha ido mucho hasta el abismo?

Sí. Y lo que no haya vivido, tampoco tengo la necesidad. He vivido cosas muy duras, he estado muy confundido. Enric Marco se pasó la vida mirando a otro lado y sin callar. Yo creo que está bien afrontar lo que pasa, y no intentar cambiarlo, que es cuando cambia. 

Un tipo durillo, ¿eh?

De durillo, nada. Puedo ser osado, tengo mucho humor y también mala hostia, pero ya no la saco a lo bestia. Si me viene un director con un ego desmesurado que me dice cómo hacer una escena y yo pienso que no está bien enfocada, le paro los pies.

"Si fuera presidente del Gobierno, diría: 'Un año sin frases hechas ni eslóganes'. A ver si dejamos un espacio en el cerebro para pensar por nosotros mismos"

Fuera del 'set', ¿qué le hace enseñar el colmillo?

La injusticia profunda y descarada. Reclamo la honestidad, aunque sea la del hijo de puta. A mí lo de "me gusta la fruta" no. Si te quieres cargar la sanidad, dilo y encaja que te pongan del revés. Yo soy de izquierdas, francamente, y tampoco me gusta la tontería del progre que se viene arriba. Si fuera presidente del Gobierno, proclamaría: "Un año sin frases hechas ni eslóganes". A ver si dejamos un espacio en el cerebro para pensar por nosotros mismos. 

Con Catalunya también tiene una relación problemática.

A mí me dolió mucho no poder traer el monólogo sobre mi madre ['Todas las canciones de amor'], o al menos que alguien me dijera el porqué. La antigua dirección del Lliure no se portó bien.

¿Cuál diría que es su patria?

Yo me siento muy de Barcelona. Llego a la ciudad y sé que estoy en casa. He comprado la parte de mis hermanos del piso de mis padres en Sagrada Familia. Y de los veraneos entre Haro (La Rioja) y Barbadillo del Mercado, me emocionan sus paisajes. El de Castilla especialmente. Pasolini decía que el desierto es el lugar adonde va el alma. 

¿Su alma entiende los tiempos?

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Hay cosas que no entiendo, y no tengo ningún interés. Soy menos apasionado. Comienzo a pensar que la pasión es un defecto mejorable, o para limitarlo a la cama. Lo importante es estar tranquilo.

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