Estado fallido Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Haití o el caos heredado

El grado de desorden y violencia es tal que no parece que una fuerza policial pueda resolver un problema que necesita la intervención de una fuerza militar con reglas claras de enfrentamiento, para acabar con las milicias armadas que señorean el país

La violencia de las bandas pone a Haití al borde de una "guerra civil"

El Gobierno de transición de Haití toma el poder mientras las bandas mantienen «secuestrada» la capital

El primer ministro interino Patrick Boisvert, en el centro, flanqueado por los miembros del consejo de transición en Puerto Príncipe, capital de Haití. / Ramon Espinosa / Ap

Tras el terremoto de 2010, Forges puso durante años en sus viñetas un recuadro que decía “Y no te olvides de Haití”. Y nosotros lo hemos olvidado. Hay desastres que, como nos avergüenzan, miramos hacia otro lado y así tranquilizamos nuestra mala conciencia. Uno es Haití, que doscientos años después de su independencia sigue pagando la osadía de haberse rebelado contra Francia en 1804, proclamando una república que en su Constitución incluía ideales de la Ilustración, como la abolición de la esclavitud y de la discriminación por cuestiones raciales.

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