Los políticos, incluso los que podamos considerar más cínicos y amorales, son también personas. Y como tales pueden quedar desbordados en lo personal cuando sufren ataques que no solo les cuestionan a ellos y a sus políticas sino también a su entorno personal más íntimo. Pedro Sánchez, funambulista de la política muy dado a las sobreactuaciones, se ha tomado un periodo de 5 días de reflexión tras conocerse que un juzgado de Madrid investiga a su esposa, Begoña Gómez, por una denuncia del sindicato Manos Limpias. Estamos ante una cadena de irresponsabilidades. De cierta prensa que alimenta la información con meros bulos, de cierta oposición que lo aprovecha todo, de ciertos sindicatos que no lo son y de ciertos jueces que se apuntan a un bombardeo. Es humano que Sánchez piense en tirar la toalla ante tanta irresponsabilidad. Pero en lugar de combatirla, su manera de reaccionar no hace otra cosa que reproducirla. Si necesita 5 días para reflexionar, ¿por qué lo tiene que hacer público y no lo hace en privado reduciendo discretamente su actividad en este período? ¿sobre qué reflexiona exactamente: se marcha, se presenta a una moción de confianza, convoca elecciones cuando pueda?
NEWSLETTER Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La irresponsabilidad de muchos irresponsables
Pedro Sánchez durante la sesión de control al Gobierno celebrada esta mañana. /
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